𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 51. 00

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El libertinaje con la que balas son disparadas por cada maldito ángulo resulta un verdadero llamado a la adrenalina para todos los presentes en el tiroteo; heridos, muertos y sobrevivientes. La balacera insana se está llevando a cabo en un estacionamiento retrospectivo y herrumbroso de un pequeño condomio de casas departamentales con décadas de abandono, en el que los principales autores son:

Ceasar con su séquito de hombres versus YoonGi, JiMin y su legión de hombres. El cargamento con el que estos tipos se están atacando, de hecho, está prohibido por la ley. Desde revólveres con culatines hasta navajas llamadas automáticas, responsables de que la mitad de los hombres de Ceasar y la mitad de los hombres de YoonGi estén desparramados muertos por todo el suelo del estacionamiento.

Hay un charquerío de sangre esparcido por todo el lugar y una demasía de hombres tirados que hasta resulta una escena digna de lo que podría ser el tan aclamado infierno. El olor a pólvora, para estas alturas del partido, es simplemente abrumador. Los tímpanos son cruelmente torturados por el imparable y enloquecedor ruido ocasionado por la balacera sinfín entre Ceasar, JiMin y YoonGi. Un sólo segundo de distracción, en estos momentos de guerra, sería un segundo suficiente para morir.

Y aquí, en medio de un tiroteo con el único objetivo de eliminar a la cabecilla del grupo enemigo, surge la siguiente pregunta: ¿Cómo es que YoonGi y JiMin llegaron hasta este punto, en el que tienen un enfrentamiento de vida o muerte contra Ceasar, único autor de todos los atentados a sus personas? Bueno, todo fue planeado, fue una emboscada más para YoonGi y JiMin. He ahí la respuesta. Ceasar y su deseo ardiente por asesinar a YoonGi es la respuesta.

YoonGi puede decir sin remordimiento que había estado en modo son de paz durante su instancia en el estacionamiento ruinoso, pues simplemente se iba a encontrar con un deudor que le iba a pagar un dinero que le debía y entonces iba a llevar a JiMin a cenar a un restaurante lujoso en Busan. Pero Ceasar Limónov Volkov arruinó sus planes, como siempre, saliendo de las penumbras, de la alcantarilla a la que pertenece.

YoonGi ha de confesar que ha mantenido la guardia algo baja durante este tiempo en el que los atentados han cesado. Se pasó de confiado y no vio llegar a Ceasar y su gente. La única forma de llegar tan lejos con vida en el enfrentamiento es porque un grupo grande de sus hombres estaba con él; iban a hacerle custodia durante toda la noche, precisamente, para evitar un ataque sorpresa. Actualmente, la mitad de ellos ha sido asesinado por los hombres de Ceasar.

Pero YoonGi no se deja. YoonGi también sabe jugar el juego de Ceasar. YoonGi no ha sido el único que ha perdido a la mayoría de sus hombres, Ceasar también ha perdido a la mayoría de los suyos. Podría decirse que están exactamente iguales para esta fecha; la misma cantidad de hombres y las mismas alternativas. Aquí todo es parejo, así lo decreta YoonGi. Esta matancina no se va a dar por terminada hasta que uno de los dos alce la bandera blanca.

YoonGi no será quien alce su bandera, ni cuando haya llegado su momento de agonía. O la alza Ceasar o se va a seguir haciendo la masacre entre los dos.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora