𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 22. 00

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Un sábado por la mañana; a las cinco y pico de la madrugada, para ser más exactos, YoonGi está llegando a una fábrica con décadas de abandono en una troca de un provocativo azul maya manejada por JiMin

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Un sábado por la mañana; a las cinco y pico de la madrugada, para ser más exactos, YoonGi está llegando a una fábrica con décadas de abandono en una troca de un provocativo azul maya manejada por JiMin.

La forma más adecuada de abrir las ruinosas puertas de la fábrica es pasarle la troca encima sin bajar la velocidad a la que llegaron, para adentrarse a la fábrica cubierta de kilos de polvo por doquier, cajas acumuladas en diversas zonas y basura esparciéndose ahora que las puertas han sido abiertas. Un lugar indicado para hacer un enfrentamiento si es que Kim YoungWoon no llega con el dinero de YoonGi, como se lo prometió.

JiMin estaciona la troca adentro de la fábrica, de forma en que se mantenga dando la cara a la salida. Si en un dado caso deben de huir de emergencia, tener la troca lista para sólo arrancar, les va a ahorrar mucho trabajo. Una vez se ha cerciorado de estacionar perfectamente la troca, JiMin sale del asiento piloto llevando consigo su arco y sus flechas dentro de su carcaj.

—No tenemos una emboscada justo ahora, estamos solos —comunica YoonGi, que, con ayuda de un aparato del tamaño de una radio, puede escanear toda la fábrica en busca de otro calor corporal y signos vitales que no sean los suyos o los de JiMin—. Nos toca esperar a que esta perra se digne en aparecer.

El techo de la troca es invadido por el peso de JiMin. JiMin se ha subido al techo para vigilar el panorama y evitar, de este modo, un ataque sorpresa de los muchos que han tenido últimamente. Aunque JiMin lleva consigo su equipo de arquería, en sus manos yace un rifle AR-15; posicionado, cargado y listo para atacar. Él tiene puesto un traje similar al que se usa en el Servicio Especial, por petición de YoonGi.

YoonGi está al tanto de las constantes patrullas que se pasean por la capital en busca de descubrir disturbios. Alan le comunicó la noche anterior de que habrá un equipo de ROK patrullando ciertas zonas de la capital. Alan le aconsejó que, si va a hacer uno de sus acostumbrados disturbios, más le valía disfrazarse de oficial para pasar desapercibido. Cubrir sus rostros es la clave de no estar involucrados en los diferentes tiroteos que hay por la capital.

—Cariño, te encajaste el chaleco, ¿verdad? —YoonGi pregunta mientras enciende el cigarro entre sus labios, apoyado contra el capó de la troca.

—No lo vi necesario.

La respuesta de JiMin ha logrado que YoonGi se atragante con el humo del cigarro; en vez de expulsarlo, lo absorbió. YoonGi se echa a toser y se golpea el pecho con el puño para ayudarse a sí mismo a no asfixiarse con el humo. Pero no se queda quieto tratando de controlar su tos, puesto que se sube a la troca usando el capó como atajo. Entonces sube al techo en donde JiMin está vigilando los alrededores.

—¿Por qué putas no te pusiste el puto chaleco, jovencito? ¿Te crees muy inmortal o qué? —cuestiona a JiMin una vez se le pone en frente con la expresión ceñuda—. Antes de salir te dije que te lo pusieras. ¿Por qué no haces caso?

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora