𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 11. 00

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El trago favorito de Caesar es el ron blanco seco, debido a su cuerpo ligero y traslúcido, y su sutil dulzor floral; suave y dulce

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El trago favorito de Caesar es el ron blanco seco, debido a su cuerpo ligero y traslúcido, y su sutil dulzor floral; suave y dulce. Le gusta tomarlo sin acompañarlo con nada más. Por lo general, toma un trago de este licor cuando la cabeza le quiere explotar por constantes sobrepensamientos.

El mayordomo de su mansión; la mansión Limónov Volkov, termina de servir un trago del ron blanco seco. En silencio y con sumo respeto se lo entrega. Posteriormente, el mayordomo se ubica de pie a su lado con las manos detrás de la espalda, esperando alguna otra orden de su parte.

Él está sentado frente al extraordinario ventanal de su despacho. El curioso atardecer acapara su atención. Lo observa mientras degusta de su trago, que lo está ayudando a suavizar la montaña de pensamientos que albergan su cabeza y que funcionan como un taladro en sus sentidos.

—Mikael, dime, ¿tienes hijos? —habla sin apartar la vista del ocaso ni por un segundo.

—No, señor —el mayordomo le responde de inmediato.

—Pues te daré un consejo; no los tengas. Los hijos son unos malagradecidos e ingratos que no valoran nada de lo que haces por ellos —alega con enardecimiento saliendo de su boca, como lava. Su entrecejo se arruga y sus ojos prendidos ahora ven el ocaso con resentimiento, apretando el vaso en su mano—. No importa si son adoptados o biológicos, todos son iguales. Crecen, se revelan y luego escapan del hogar sin dejar rastro. Se hacen la víctima, te dejan como el malo, tú te mortificas y ellos viviendo felizmente.

Al terminar de escupir su veneno, se empina el trago de ron de un sólo. El líquido quema su garganta, pero al mismo tiempo le ayuda a pasar el estrago amargo que llegó junto a sus palabras. Continuamente, le entrega el vaso vacío a Mikael y le pide un segundo trago. Mientras Mikael se va a la mesa del bar para preparar el trago, él se dedica a seguir observando, ahora, el anochecer.

Se pregunta si en Corea del Sur también es de noche o si es de día todavía. Suelta un suspiro al imaginarse que él y JiMin están bajo el mismo cielo...; eso lo haría sentir que la distancia no es mucha. A JiMin le desagrada la noche, prefiere el día. Él es al revés; le desagrada el día y le gusta la noche. Sin embargo, las últimas noches no le están gustando.

Ha estado padeciendo de insomnio, lo que le provoca malestares tales como dolor de cabeza. Todo se debe a que sabe que JiMin no está durmiendo en la habitación en la que ha dormido en los últimos veinte años. Aunque JiMin sea un malagradecido que decidió abandonarlo y fugarse del país, él sigue preocupándose por su bienestar.

—Aquí tiene, Zar. —Mikael le entrega el segundo trago de ron blanco.

—Zar. —De pronto León abre las puertas del despacho y entra, dirigiéndose de inmediato hacia él. —Su padre está aquí.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora