𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 07. 00

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YoonGi se afloja el nudo de su corbata con cierta sofocación, sin despegar la vista de las calles de Seúl, las cuales aprecia gracias a la ventana de su limusina

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YoonGi se afloja el nudo de su corbata con cierta sofocación, sin despegar la vista de las calles de Seúl, las cuales aprecia gracias a la ventana de su limusina.

Está sudando, por lo que se le es incómodo el ajuste en su cuello. Por milésima vez, extrae su reloj de bolsillo del interior de su traje para observar la hora. Es la seis y pico de la tarde. En la residencia su hijo ya debe de estar junto a sus amigos para llevar a cabo la cena de cumpleaños de su hijo.

Él debería de estar ahí como todo padre que no quiere perderse el mínimo de momento del cumpleaños decimosexto de su hijo unigénito. Sin embargo, a la inaguantable de su mujer se le dio por pedirle que los dos fuesen a buscar un regalo para NiKi, ya que a la mujer se le olvidó una fecha tan importante.

MinJi está frente suyo, se está retocando el maquillaje con ayuda de un espejo de bolsillo. Ella no se ve muy preocupada por haber olvidado el cumpleaños de su hijo ni muy emocionada por celebrarlo. ¿Por qué le iba a dar importancia a alguien más cuando sólo piensa en sí misma, como si fuese la última pieza en el museo?

—¿Qué podría gustarle a NiKi? ¿Un carro a control remoto o algo así? —pregunta MinJi no muy interesada en saber una respuesta. Está sumida en que su rostro quede perfectamente bien maquillado.

—MinJi, por el amor a tu madre, NiKi no es un niño de cinco años —YoonGi masculla con evidente desagrado hacia ella—. ¿Siquiera sabes cuántos cumple?

—Cariño, los niños siempre quieren un carro a control remoto. —MinJi suelta una risa y luego se concentra, nuevamente, en su maquillaje.

YoonGi termina pensando que ese kilo de pinturas en la cara no van a ocultar lo fea persona que es esa mujer. YoonGi querría decirle sus cosas en la cara, pero hacerlo sería una completa pérdida de tiempo. Choi MinJi es una de esas personas con las que ni siquiera vale la pena ponerse a discutir, porque son muy cerradas de la mente.

Él no va a arruinar su buen humor por culpa de ella. Hoy es el cumpleaños de su hijo, una fecha muy importante que sólo ocurre una vez al año. Además, para ser honestos, tiene otras cosas en las que pensar. Por ejemplo: en que van a dar las siete de la noche y aquel ruso de ojos verdes no ha dado ni sus luces.

YoonGi está empezando a creer que ese tipo es simplemente un estafador que se fugó con su dinero. De ser así, él se llevaría todo el peso de una promesa rota.

—¿Por qué te detienes? —le cuestiona al chófer mientras baja el elegante divisor de vidrio llamado partición, luego de sentir cómo la limusina se va deteniendo poco a poco.

—Señor, yo no me detuve..., me obligaron a detenerme —el chófer le comunica con una voz asustada y temblorosa.

—¿Qué...? —YoonGi frunce el ceño de inmediato. Sin entender lo que el chófer ha querido decirle, pasa la vista hacia en frente de la limusina, es entonces cuando, finalmente, logra entender lo que el chófer dijo.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora