𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 61. 00

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YoonGi camina de aquí para allá y de allá para acá, aplanando el piso. Si la inquietud y el pánico tuviesen su significado basado en una descripción gráfica, sin duda alguna, YoonGi es digno de aparecer en la REA. Para estas alturas del partido, la cordura y la sensatez no forman más parte de su ser. En la actualidad, es un hombre que está tratando de sobrevivir a sus pensamientos de excesiva paranoia para no resbalar del borde de la locura por donde está pisando.

Se siente como un astronauta perdido en el espacio. Es como si estuviese en medio de una nada infinita a la que, por más que camina y camina intentando encontrar una salida, todo parece no tener un fin. Es como estar solo en una habitación de paredes que cada vez se vuelven más pequeñas, sofocándolo y agobiándolo al punto de asfixia. Entonces trae consigo la sensación ferviente de agonía; podría fácilmente morir, pero primero, por ley, debe ser cruelmente torturado.

¿En dónde está su pequeño JiMinie?¿Estará bien entre las manos de Ceasar? ¿Por dónde empezar a buscar? ¿YoonGi debería considerar la posibilidad de que Ceasar, a esta fecha, ya se lo haya llevado a Rusia? ¿YoonGi debería resignarse? ¡Jamás! YoonGi podría hacer de todo en este instante, incluso aceptar que está a nada de perder la estabilidad emocional, menos resignarse a perder al amor de su vida. Porque sí, JiMin Alexandrovich Ivanov es el amor de su vida y no hay persona dentro de la infinidad del universo que le arrebate tal título a JiMin

YoonGi sólo quiere saber por dónde empezar a buscar; un indicio, algún rastro, alguna pista que lo lleve con JiMin. Es todo.

—Señor, ¿desea tomar un té de toronjil para los nervios? —el mayordomo le ofrece, tras escabullirse entre todos los hombres en el salón principal, que permanecen como estatuas alrededor de YoonGi.

—No. Yo lo único que deseo ahora es saber ¡cómo putas se le ocurrió a esta bola de incompetentes permitir que el señorito Alex saliera de esta puta residencia cuando yo fui muy claro en decir que tal suceso no fuese permitido! —YoonGi cae por el acantilado de la locura finalmente, así que exige una respuesta por parte de alguno de todos los hombres alrededor de él, que no son capaces de levantar la cabeza y verlo a los ojos—. ¡A ver, nido de ratas con poliomielitis, ¿qué parte de ❝voy a salir, procuren que el señorito Alex no salga de aquí❞no captaron?!

—Bueno, es que... él es el jefe también, señor. —Uno de los tantos hombres alrededor de él, ha cogido el valor de dar un paso al frente y responder a sus dudas. Aunque, por supuesto, el valor para verlo a los ojos, no le alcanzó—. ¿Cómo vamos a retener al jefe?

—¿El jefe...? —murmura al viento con tal incredulidad, frunciendo el ceño. Por un momento, él se detiene a analizar lo que acaba de escuchar, pero simplemente no le cabe en la cabeza. Entonces grita—: ¡¿Y quién les ha dicho que el señorito Alex es también el jefe de todos ustedes, grupo de prostitutas?!

—Usted, señor —todos sus hombres dicen exactamente lo mismo al mismo tiempo, condenándolo.

—¿Yo...? —Él trata de recordar que es así realmente, el hecho de que le ha impuesto a cada persona que trabaja para él que JiMin tiene el mismo poder que él. De pronto se mordisquea el dedo pulgar, examinando el piso como si éste tuviese la respuesta a todas sus dudas—. Mierda, sí.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora