𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 46. 00

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JiMin sale de la casa de los recuerdos, una vez despertado del desmayo que se apoderó de él por tanto llanto, tanto desgarro y tanto dolor. Se pregunta: ¿qué tan fuerte tuvo que haber llorado como para tumbarse inconsciente en el piso sucio? JiMin no lo sabe con exactitud, pero sí sabe que duró su buen rato desmayado en el piso y que los estragos de esto le están pasando factura.

El alejarse simultáneamente de los fantasmas que habitan dentro de aquella casa, lo hace percibir la sensación de que una parte de él se queda con ellos; habitando también ahí. Es, quizá, irse sin mirar atrás una de las cosas más difíciles de llevar a cabo. El corazón de un niño de diez años atrapado en un cuerpo de adulto le dice que, si se voltea, aunque sea por un segundo, verá a sus padres una vez más.

JiMin nunca dejará de ser tan ingenuo, ¿no es así? Porque no importa lo mucho que ha crecido o su alto coeficiente intelectual, él sigue creyendo en cosas imposibles con la esperanza de que sean probables. Fue un niño creyente y anhelante, de esos que se llevan las manos al pecho y piden al cielo con todo su corazón. Y ahora, que por un instante este niño interior ha salido a flote, el anhelo por que algo imposible se haga realidad, llama su atención.

Él detiene su caminar en medio de una calle que no alberca más que casas tan vacías y abandonadas como la suya, dentro de un condominio fantasma que ha esfumado los recuerdos de un lugar lleno de vida, en donde él recorría casa por casa vecinal vendiendo sus dibujos y ahorrar ese dinero para comprarse sus propios juguetes. En la actualidad, gira sobre sus talones y no puede existir en su alma un deseo más grande que el de no haber volteado nunca.

No hay nada y no hay nadie a las afueras de su casa. No hay nada y no hay nadie a las afueras de las casas vecinas. Lo único que hay saliendo del condominio es el pequeño parque en el que jugaba de niño; todos los días y todas las tardes, con un Hyung cuyo rostro no recuerda. Hay muchas cosas que JiMin ha ido olvidando con el paso del tiempo. La muerte de sus padres creó un antes y un después en su vida, que lo marcó tanto que ahora su vida pasada es sólo un vago recuerdo.

—¿Padrino...? —murmura al aire, cuando regresa su atención al frente con desilusión y sus ojos rojos e hinchados divisan a Park JiHoon sentado en uno de los columpios del parque.

JiMin piensa que posiblemente se trate de una alucinación nada más, pues idolatra constantemente el segundo en que pueda ver a un integrante de su familia. Park JiHoon formó una parte prioritaria de su familia. Park JiHoon fue su tío, porque Park JiHoon amaba a su padre como a un hermano y lo amaba a él como a un sobrino. Park JiHoon fue un amor de persona. JiMin cree fielmente que sigue siendo así.

Él toma asiento en el columpio al lado del que está usando Park JiHoon. Ha llegado en silencio, denotando tanto por los poros como por su esencia que justo ahora es simplemente un alma en pena vagando por el lugar en el que se le fue arrebatado su vida. Es un ser humano despierto con un alma, una mente y un corazón dormido. Es no existir y, a su vez, sí. Es haber perdido la percepción de la realidad y andar en modo robot; sin sentir, sin pensar, sin anhelar.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora