𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 38. 00

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HoSeok lleva esperando alrededor de cinco minutos plantado en las puertas del despacho de YoonGi, aguardando obligatoriamente a que YoonGi termine de torturar a Alexandrovich ahí adentro o que, por lo menos, le dé un respiro para que ellos dos pue...

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HoSeok lleva esperando alrededor de cinco minutos plantado en las puertas del despacho de YoonGi, aguardando obligatoriamente a que YoonGi termine de torturar a Alexandrovich ahí adentro o que, por lo menos, le dé un respiro para que ellos dos puedan hablar como a él tanto le urge.

Si todo esto no se tratase de una maldita emergencia con la posibilidad de ser un tema de vida o muerte, HoSeok no estaría viéndose obligado a estar parado frente a las puertas del despacho, golpeando la madera con frenesí mientras alcanza a escuchar cómo Alexandrovich se deshace en gemidos.

Él debería de estar durmiendo plácidamente en su habitación a esas altas horas de la madrugada y no escuchando cómo su amigo se coge brutalmente a Alexandrovich. Pero necesita realmente hablar con YoonGi justo ahora, porque de lo que tiene que hablar no es un tema insignificante que puede dejar para mañana. Es, como se ha mencionado, de vida o muerte.

—¡Min, por el amor a tu madre, dale un respiro al pobre ruso de mierda y abre la puta puerta! —Perdiendo su perseverancia, que se cabe recalcar es muchísima, estrella el puño en la madera de la puerta—. ¡No estaría aquí oyendo cómo te lo coges si no fuese una puta emergencia en el que tú estás involucrado!

Muy bien, HoSeok acepta que acaba de perder la compostura y dejado influenciar demasiado por la magnitud del tema a informar. Él no se destaca por ser un hombre con fácil pérdida de paciencia ni de comunicarse a base de gritos. Él se destaca más por ser un hombre tranquilo que no pierde la sensatez ni siquiera en situaciones extremas. Sin embargo, ha de admitir que la misma magnitud de dicho tema a informar lo tiene hecho un manojo de nervios.

Por suerte para él y para la capacidad que tuvo de ir por la tarjeta que da acceso al sistema de seguridad del despacho, finalmente, las puertas son abiertas. YoonGi aparece frente a él con un visible gesto de descontento en la cara, con la ropa a medio poner y con una sarta de insultos hacia él por interrumpir en el momento menos oportuno. Es más, YoonGi, manejado por el enojo, le alza la mano con el fin de reprenderlo. Él, no obstante, lo coge de la muñeca y evade el golpe. Entonces dice:

—Tú tenías toda la razón en desconfiar de JungKook, el infeliz es un traidor.

HoSeok suelta la muñeca de YoonGi no exactamente actuando muy amable. El enojo de YoonGi es siempre contagioso y esta vez resulta no ser la excepción, porque HoSeok se abre paso hacia el interior del despacho mientras la molestia abarca su expresión. Él deja a YoonGi en el marco de la puerta, enmudecido y claramente desconcertado por lo que recién le ha informado acerca de Jeon JungKook.

HoSeok se estaciona en el centro del despacho e, inevitablemente, pasa revista hacia el sofá de piel banca. HoSeok divisa a Alexandrovich sentado en un extremo con las piernas cruzadas, amarrando las cintas de su bata cremosa de color rojo para cubrir su desnudez. Alexandrovich yace con el cabello desordenado y húmedo a simple vista. HoSeok lo ve cepillarse las hebras rojas con los dedos.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora