11.

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—¿Entonces? ¿Qué dices?

Samara se había vuelto un poco insistente con ese tema, Vincent solo tomaba de su licuado mientras los observaba. Para Petrus resultaba tan extraño estar allí e interactuar con ella, principalmente porque no la recordaba, así que creyó que era mejor solo actuar como él mismo.

—Sí claro, podría cantar dos canciones para la presentación, la que he estado componiendo y la tuya, no hay problema.

—¡Genial! —tenía un sobre en sus manos el cual le extendió— Aquí está, ya tiene los acordes, pero sé que tú eres mejor que yo en eso, me gustaría que hagas tu magia, ya sabes, crear una melodía, elegir la armonía correcta.

—Pero por favor, no me obligues a hacerte compañía toda la noche mientras lo haces, no creo poder resistir una noche más.

—No te preocupes, sabré arreglármelas yo solo.

—Bien, ahora las novedades. —Samara se apresuró a darle un trago a su licuado y se inclinó por sobre la mesa— Me dijeron fuentes confiables que el día de la presentación estarán presentes varios maestros de otras academias y también productores cazatalentos, es nuestra oportunidad. Si lo hacemos bien podríamos tener nuestro futuro resuelto.

No se había percatado que las pláticas que antes mantenía con Vincent y ahora con Samara eran demasiado ingenuas y mágicas, como si tener el futuro resuelto fuera así de sencillo.

—Aunque Petrus es el más cercano de los tres a conseguir lo que quiere, ¿no te lo ha dicho? Radical RIOT está siendo conocido por los sencillos que publicó hace dos años con Oblivion Records, ¿no es así, Petrushky?

Esa conversación ya la había tenido antes, pero solo recordaba haberlo hablado con Vincent, no con Samara.

—Admito que trabajar con ellos nos ayudó a darnos a conocer en diversas ciudades. Pero nuestro contrato terminó, ahora estamos trabajando en nueva música, tenemos algunos demos que grabamos en el estudio donde trabajamos, los hemos enviado a diversas discográficas. Solo una está interesada en trabajar con nosotros, se llama Velvet Records...

—Estoy segura de que todo les saldrá bien.

—Yo también lo creo. —cuando Vincent mencionó esto buscó en el bolsillo pequeño de su chaqueta una púa para guitarra— Sé que tu cumpleaños fue hace semanas, pero estábamos de vacaciones y no pude darte tu regalo, es personalizada, un amigo las hace.

Al momento en que Petrus tomó la púa entre sus dedos notó que tenía impresa la misma fotografía que Vincent le había entregado aquella noche, era la misma fotografía que había desatado todo el caos.

—Gracias...

—Yo también tengo tu regalo. —Samara era demasiado expresiva con su rostro, solo bastó que dijera esas palabras para que sonriera y sus ojos negros se achinaran— Pero debemos irnos de aquí, así que andando.

Se levantó del asiento seguida de Vincent, Petrus no tuvo otra opción que seguirlos también, mientras se dirigían a la salida de la cafetería sus ojos observaron todo a su alrededor, aquello era tan real que no parecía un sueño cualquiera, además, él tenía el absoluto control de todo, en especial el absoluto control de sí mismo. Cuando salieron del local atravesaron la calle y caminaron en línea recta hasta llegar a una tienda de instrumentos.

—¿Preparado?

Le preguntó Samara mientras lo tomaba del brazo, prácticamente lo obligó a entrar, al cruzar la puerta los atendió un señor que, difícilmente podría pasar desapercibido, tenía muchos piercings en su rostro y su cabello era tan naranja que parecía que estaba ardiendo en llamas.

CABELLOS NEGROS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora