Existe un lugar...
Donde ella espera por ti...
Petrus...
Percibió una voz femenina en la lejanía que poco a poco se intensificaba, repitiendo esas palabras una y otra vez. Petrus abrió sus ojos en tanto escuchó su nombre, estaba dentro de su habitación, acostado en su cama, pero todo era distinto, aquella habitación estaba repleta de ramas secas y un árbol del que colgaban flores azules, evidentemente no era algo normal, era un sueño. Se levantó de la cama y se dispuso a caminar hasta aproximarse al enorme tronco de ese árbol, ahí colgaba la fotografía que Vincent le había entregado, a simple vista la fotografía era común y corriente, pero cuando se acercó, se movieron, cada uno dentro como si hubiesen cobrado vida propia, los tres reían.
Él intentó tocar la fotografía con uno de sus dedos, pero cuando se aproximó la fotografía esta cayó al suelo cerca de sus pies desnudos, Petrus se inclinó para tomarla entre sus dedos y verla de cerca, ahora ya no se movían, seguían los tres ahí petrificados como estatuas capturando ese momento que él no recordaba, tomó la decisión de voltear la foto para ver que había al reverso, al hacerlo vio una anotación que no había visto antes:
"A un año de graduarnos,
por un futuro siendo los mismos inseparables de siempre.
Con cariño para mis estúpidos amigos. Samara Rebiart..."Tras leer esas palabras la fotografía se desvaneció en su mano, como si fuese un helado derretido, él trató de evitar que eso sucediera, pero fue inevitable, en un acto desesperado, intentó unir los pedazos, pero no pudo.
Petrus despertó de ese sueño, completamente agitado, estaba sudando y sentía que su cuerpo ardía como si se estuviera quemando, el efecto del alcohol ya lo había abandonado, pero comenzaba a sufrir las secuelas de la ebriedad, la cabeza le dolió, sintiendo punzadas como si le acuchillaran sin piedad. Condujo sus manos a su sien y trató de relajarse, solo había sido un sueño, uno muy extraño que no era nada parecido a los que acostumbraba a tener, por lo general olvidaba detalles importantes, pero ahora lo recordaba todo. El reloj de su mesa de noche marcaba las tres y cuarenta y cinco de la mañana, había llegado a la mansión hace pocos minutos, en cuanto lo hizo trató de dormir, pero su sueño duró poco. Después de hablar con Ava ambos se quedaron dormidos en uno de los sillones, no tenía la intención de volver, pero lo hizo de todas formas.
Se levantó de su cama, al hacerlo su pie izquierdo pisó algo, al percatarse de lo que era vio la fotografía tirada en el suelo, volvió a recordar su sueño, quiso ignorarlo, pero hubo algo que lo incitó a tomar esa fotografía, debía descubrir si esa anotación en el reverso era real.
Era el momento de descubrirlo.
Tal como en el sueño se inclinó para poder tomar la fotografía, miró el reverso, pero no había anotación alguna, no obstante, notó algo peculiar, una cinta del mismo color del marco de la foto estaba sobrepuesta, al quitarla aquella anotación se confirmó, él solo se quedó inmóvil, pues ahí estaba, tan claro como en el sueño, esa nota escrita a mano que data del año mil novecientos ochenta y cuatro, hace once años...
Samara Rebiart...
Samara Rebiart...
Ese nombre se repetía en su mente como un eco interminable.
—Samara... Rebiart. —susurró.
Creyó que sus sueños comenzaban a significar algo, y que esa chica que ha visto durante meses en sus sueños posiblemente también significaba algo. Solo había una manera de averiguarlo y no dudó en hacerlo. Por fortuna su computador estaba intacto sobre la mesa de la esquina de su habitación, aunque su dormitorio aún estaba hecho un caos, fue más importante para él comenzar su investigación a ordenar su desastre, se abrió paso entre los muebles y los papeles que estaban en el piso, volvió a colocar la silla de la mesa como debía estar para poder sentarse, en tanto lo hizo encendió la computadora y entró al buscador, escribió apresuradamente el nombre de Samara Rebiart. Apareció una lista de búsquedas que estaban relacionadas a ese nombre, por un momento imaginó que sería sencillo, pero habían más registros, al menos unas doce búsquedas no estaban relacionadas con la chica de sus sueños, pero un sitio web sí lo estaba: SamaraRebiART.com.
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CABELLOS NEGROS. ©
Tajemnica / ThrillerEsas pastillas podrían acabar con el vacío que ha sentido por los últimos años. Su cerebro está perdido, quiere algo diferente, venganza, odiar, ejecutar... Está cansado, triste, vacío, tal como un cadáver vivo que necesita soñar. No conoce el amor...