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[23 de mayo, 1995. Desde que mi mente se ha ocupado en estos pensamientos no he consumido nada más que alcohol, supongo que esto debe ser un gran avance en mi recuperación, o solo una ilusión de una falsa lejanía a mi inminente muerte por consumir sustancias. No lo sé, desde que todo tomó este rumbo han cambiado varias cosas.

Samara formó una parte importante de mi pasado al igual que Vincent, no sé qué haya pasado con ella, pero hubo una conexión tan fuerte entre los tres, y, basándome en ese hecho, estoy seguro que algo tuvo que suceder para que se fragmentara. Sé que muchas veces no analizo la situación y prefiero dejarme llevar, pero no soy un idiota para no darme cuenta de que hay algo oculto aquí que debo descifrar, Steve me dijo que debo encontrar la razón del porqué no recuerdo esa parte de mi vida, por un momento creí que estaba loco pensando en ella, pero ahora sé que es real. Últimamente mi vida gira en torno a ella, todo se basa en esa chica, como si se hubiera convertido en el centro de todo, acaparando y eclipsando mi propia vida. Si no tomo el control de esto, temo que sufriré grandes consecuencias.

La manera en la que pienso dio un vuelco repentino, no estoy seguro si esto sea bueno o sea malo, realmente no me interesa arriesgarme si eso implica obtener respuestas a mis dudas, estoy listo para afrontarlo.

Llamé a Vincent esta mañana, él está involucrado en esto y juega un papel importante en la historia, aunque no estoy seguro si eso me beneficia a mí o a él, pero, debo guardarme todo el orgullo para intentar obtener algo, debo increparlo con severidad, descubrir porqué razón me dio la fotografía y porqué insistió en que era falsa. Estoy seguro de que hay algo detrás de eso, estoy dispuesto a descubrirlo, aunque eso termine por aniquilar la poca reputación que me queda como humano y como figura pública. 

Lo cité en el lugar que solíamos frecuentar cuando estudiábamos juntos. El bar du Soleil.]
*  *

Pasaban de las diez de la noche, la cita estaba destinada a llevarse a cabo a las diez con cinco minutos, Petrus ya estaba en el lugar, había reservado la zona vip del bar. Una mesa para dos. Ordenó el mejor vino que tuvieran en la reserva, consideraba que esa noche ameritaba beber algo distinto a los licores y las cervezas que consumía habitualmente, además, había tomado en cuenta los gustos finos de quien consideró como su mejor amigo. El mesero le sirvió una copa, paulatinamente comenzó a beberla mientras esperaba a Vincent.

A los pocos minutos la figura masculina de quien esperaba atravesó la puerta, Vincent avanzó hacia la mesa y se sentó, llevaba puesta una capucha, la misma que había usado cuando siguió a Petrus hasta el refugio, cuando se la quitó dejó a la vista su cabello rubio y esos piercings que llevaba en su nariz, ceja y labios, sonrió ampliamente al ver a Petrus frente a él y se sirvió una copa.

—Han pasado muchos años desde la última vez que estuvimos aquí. —llenaba la copa con una lentitud impresionante, tenía la manía de verter el líquido con sutileza, creía que si lo hacía con impaciencia la podría derramar— No imaginé que me citarías en este lugar y a estas horas, tuve que reacomodar mi horario para poder venir, soy una persona ocupada, mañana tengo un concierto y no puedo trasnochar.

—¿Ahora te preocupa el desvelo? La vida de los artistas como nosotros es en ocasiones impredecible, Vincent, incluso los horarios de sueño, a veces puedes dormir, a veces no.

—Yo no tengo mi vida tan desordenada como la tuya para sufrir esos percances. —llevó la copa a sus labios y bebió— No has perdido el gusto por el vino, sigue siendo el mismo de siempre.

—Aún recuerdo tus gustos, quise recibirte con agrado, a diferencia de ti, todavía me queda un poco de amabilidad.

—Pero siempre la pones en práctica cuando algo te conviene, Petrus.

CABELLOS NEGROS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora