16.

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—¿Lo que dijiste en el almuerzo fue verdad?

—¿No fui convincente?

—No es eso, es solo que, jamás creí que dirías que alguna vez yo sería tu novia, nunca lo consideré, no me malentiendas, me gusta que hayamos escalado hasta esto, nos conocemos desde hace años, y siempre hemos sido muy cercanos, como si fuéramos más que solo amigos, pero estas últimas semanas todo pasó tan rápido...

Ava y Petrus estaban juntos en su habitación, acostados sobre la cama, ella estaba recostada sobre él, apoyando su cabeza en su pecho, mientras que él rodeaba con uno de sus brazos su cintura y con su otra mano acariciaba su cabeza, enredando sus dedos con los mechones de su corto cabello.

—Sí, lo sé. No fue un impulso del momento, Ava. El día que ese hombre te atacó en el refugio tuve miedo. Temí perder a mi lugar seguro.

En el momento en que Petrus pronunció esas palabras una sonrisa surcó el rostro de Ava. Otra vez se percibió ese brillo en sus ojos.

—No sabes cuánto esperé para escuchar esas palabras, desde hace mucho tiempo. Yo siempre estaré dispuesta a ser tu lugar seguro, Petrus. Sin importar los conflictos que tengas.

—Ya no lo repitas más, sé que tengo problemas, pero no es necesario que hablemos de eso en este preciso momento.

—Yo sí quisiera hablar al respecto... —la expresión del rostro de Petrus cambió al escuchar sus palabras. Evidentemente él no quería hablar de eso, pero Ava continuó— Desde aquella vez que hablamos en el refugio, no volviste a contarme de la chica de tus sueños.

—¿Realmente quieres hablar de eso?

—Solo quiero saber cómo te sientes al respecto, si al menos intentaste saber más de ella.

Él se acomodó en la cama procurando no incomodarla mientras lo hacía, apoyó su espalda en el respaldo, ella se acomodó de igual manera, posicionándose frente a él, para verlo directamente.

—Supe que es real. —Ava se mostró interesada a lo que diría— Descubrí que fuimos muy cercanos en el pasado, pero aun así no consigo recordar nada de ella. Logré soñar con mi pasado, un sueño lúcido, fue posible, Ava, ahora puedo dar fe de eso.

—¿Y qué viste en el sueño? ¿Pudiste verla o hablar con ella?

—Sí, lo hice. Viví momentos que recuerdo en los cuales ella no estaba presente, pero en realidad sí lo estuvo, es extraño, vi con mis propios ojos los recuerdos que están bloqueados en mi mente, tan vívidos que, fueron capaces de provocarme nostalgia, como si jamás la hubiera olvidado.

—Creo que ella fue muy importante para ti, solo basta con escuchar como hablas de ella, lo haces como si la extrañaras, como si te hiciera falta...

—¿Así parece?

—Así lo percibo. —ella se acercó a él mientras su mano sostuvo la suya, entrelazando sus dedos entre sí— Dime una cosa, ¿Por qué quieres recordarla?

¿Por qué quería hacerlo? Ni siquiera él se había hecho esa pregunta, estaba cegado por la intriga y por las ganas de develar el misterio detrás de esa chica que nunca se preguntó porqué lo hacía en realidad, lo pensó hasta ese momento, no supo qué responder, no tenía la certeza de sus razones, no encontraba un motivo.

—Es una necesidad incontrolable, su recuerdo ha estado latente desde hace mucho tiempo, ni siquiera lo había notado, esa canción que escribí, los dibujos, los sueños, mi imaginación. Nunca la olvidé en realidad, está en mi memoria pero por una extraña razón no puedo recordarla.

—Tomé la decisión de estar contigo sin importarme que la sombra de esa chica esté en tu mente, no puedo negar que posiblemente esto sea doloroso, es que, la manera en que hablas de ella es como si estuvieras enamorado de su recuerdo, como si estuvieras enamorado de ella...

CABELLOS NEGROS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora