Tarde

5

Durante una noche fría de jueves, Colin Bridgerton regresó a su viejo hogar. No había pisado aquellas escaleras en más de dos años. No se sentía como si hubiera regresado de uno de sus viajes, con la emoción de ver a sus hermanos y a su madre listos para correr a sus brazos; se sentía como si regresara de una larga batalla, derrotado y humillado. Aunque deseaba ver a sus hermanos, sabía que los abrazos que venían no serían de alegría, sino de pena y compasión.

A pesar de saber aquello desde que salió de su casa en el campo, se armó de valor para cruzar el umbral. Tuvo suerte por primera vez en tanto tiempo: su familia estaba fuera y sus pequeños hermanos estaban en cama, así que él podía caminar en silencio y pasearse hasta su vieja habitación.

Todo estaba guardado; los muebles estaban cubiertos y la cama no tenía colchas ni almohadas, solo contaba con las sábanas doradas que él había dejado. Se dejó caer en el duro colchón y se quedó dormido inmediatamente.

No fue hasta que sintió un suave roce en su mejilla que decidió abrir los ojos. Todo seguía oscuro, aunque había una pequeña vela alumbrando un poco. Ahora tenía una manta encima de él y estaba recargado en las piernas de su madre.

- Descansa, querido.

- Madre... estoy despierto -se levantó un poco.

- Lo siento, no quería molestarte. Me han avisado que estabas aquí y quería verte. Debiste avisar que vendrías; tu habitación habría estado lista para ti. ¿Por qué no dejaste al menos que acomodaran la cama antes de que te tiraras en ella?

- Me sentía muy cansado...

- ¿Por qué no bajamos a comer algo mientras arreglan la habitación? -él asintió y ambos bajaron hasta el comedor, mientras esperaban que les sirvieran algunos bocadillos.

- ¿Qué tal el baile de esta noche?

- Igual que todos, nada importante realmente... Querido, ¿cómo te encuentras? -Colin sintió las lágrimas aproximarse. - ¿Es esta una visita corta o...?

- Planeo quedarme, madre, si me lo permites.

- Por supuesto, este es tu hogar, siempre lo será, incluso para tus hijos. ¿Se quedaron en tu casa? ¿Vendrán después? -el gran corazón de su madre lo conmovió, aunque sin duda no fue por eso que se soltó a llorar.

Tuvo que explicarle a su madre todo lo que había pasado en esos años y principalmente en los últimos meses. Creyó que se llevaría a la tumba el secreto de que Marina había atentado contra su propia vida, pero en aquel momento tuvo que revelarlo, explicarle a su madre con todo detalle por qué decidió que Sir Philip se llevara a los gemelos.

Seguirían siendo sus hijos ante la ley, los vería cada cierto tiempo, pero durante sus años de educación sería Sir Philip quien se encargaría de ellos. Vivirían con él, conociéndolo como el tío Philip, aunque jamás dejarían de llamar a Colin papá. Era un trato extraño sin duda, pero no inusual. Además, en el momento que quisieran y tuvieran voz y voto, si lo deseaban, podrían vivir con Colin. Eso no les quitaría a ninguno su derecho de sangre con los Crane y, sin duda, Colin jamás les quitaría su derecho de apellido con los Bridgerton.

- Lamento mucho la deshonra y los problemas que he traído a esta familia, madre...

- No, no, querido, jamás te lamentes por las acciones que has realizado, menos cuando todas fueron en nombre del amor -Colin se quedó callado. Cómo haber actuado en nombre del amor lo había llevado a tal punto en su vida, sin motivos ni esperanza.

Se preguntó si lo que lo hizo actuar con Marina realmente había sido amor. Ella fue la primera persona que lo vio como un adulto; tenía sus razones para ello, pero eso lo hizo creer en él, pensar que tenía un destino más grande que un simple tercer hijo sin logros ni aspiraciones.