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La vida de casada estaba resultando favorable para Penelope, aunque sus inicios fueron algo incómodos después de sus peleas con Colin. Realmente no le importaba lo que las personas pensaran, pero era cruel que la miraran como si algo malo hubiera pasado entre ellos y temía generar algún tipo de desconfianza con Debling, aunque afortunadamente eso no pasó. No solo le dijo que confiaba en ella, sino que también en Colin, esto después de que él le confirmara que solo veía a Penelope como una hermana.

Para Debling aquellas palabras le dieron aliento, aunque a Penelope le dolieron en lo más profundo de su corazón. Pensarlo era muy diferente a confirmarlo. Colin solo la veía como una pequeña hermana que debía proteger; se habría puesto igual de loca si Eloise hubiera actuado igual a ella.

Para su fortuna, no tuvo que ver a Colin los siguientes días, no solo porque ella no visitó para nada Bridgerton House o incluso la casa de su madre, sino que él no solo no volvió a aparecerse en su puerta, sino tampoco en ningún evento social.

Saber que Colin no se encontraría en ningún baile y que podía disfrutarlo junto a su esposo le daba cierta tranquilidad. Disfrutaba bailar con Alfred, más porque sabía que él asistía a esos eventos por ella. No eran de su agrado y si iba a los anteriores era con la intención de contraer matrimonio. Alguna vez manifestó que deseaba encontrar una esposa pronto para poder concentrarse en cosas más importantes que vestirse bien e ir a convivir con la sociedad. Tal vez sus deseos no habían cambiado mucho, pero hacía un gran esfuerzo por Penelope y eso removía sus sentimientos. Debling comenzó a convertirse en una pequeña luz dentro de una gran oscuridad; pasó de ser su opción de seguridad a una elección amena.

Aunque no se permitía sentir más, incluso si lo quisiera, no podía enamorarse pronto de él para después sufrir su partida y ausencia por dos años. Sería algo completamente autodestructivo. Llegó a imaginarlo como un gran amigo, uno con el que vivía, con el que disfrutaba tener temas de conversación. Ninguno era algún tema en común, pero ambos se escuchaban con mucho respeto y se mostraban realmente interesados en lo que cada uno tenía que decir y eso le encantaba. Diría que aquel matrimonio era solo una amistad; además, fuera de su noche de bodas, no volvió a pasar nada con él, ni siquiera un beso, y realmente no sentía que lo necesitara o lo quisiera. Disfrutaba a Debling como un amigo, no como un esposo, pero aún tenía la esperanza de que cuando él regresara de su viaje pudieran tener el romance con el que nunca se permitió soñar, pero añoraba intensamente.

- Parece que todo ha mejorado entre tú y lord Debling -Eloise la visitaba constantemente, ahora que ella no iba hasta su casa.

- Sí, estos días han sido muy amenos -sonrió- siento que me casé con un buen amigo, uno que conozco de toda la vida, aunque no haya sido así.

- Mi madre siempre dice que debes casarte con quien se sienta tu mejor amigo.

- Creo que yo lo hice. Él es muy amable, considerado, divertido, se preocupa por mí, le gusta escucharme hablar de mis lecturas y a mí me gusta cuando me instruye sobre sus negocios -Eloise notó un brillo nuevo en la cara de Penelope, y aunque le gustó, también se preocupó.

- Tú no... te estás enamorando de él ¿o sí? No es que esté mal, solo que... él va a irse en unos días y yo no quiero que tú sufras...

- No, yo no... no me estoy enamorando de él. Le he tomado mucho más cariño y por supuesto que lo voy a extrañar, pero ¿amor? No -ambas se quedaron calladas unos instantes.

- Estaba pensando que, si no quieres estar sola, yo podría venir a vivir contigo.

- ¿Qué dices?

- Piénsalo, no estaría lejos de casa y estoy segura de que si logramos convencer a mi madre de que sería algo bueno para ti, ella aceptaría. Tendría que traer a mi doncella, por supuesto, y debería ir constantemente a casa, pero podría ayudarte aquí en tu casa y... ¿no te convence verdad?

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