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Colin visitó diariamente a Penelope durante una semana, se reunían en el despacho a tomar el té, comer, tomar sus manos y besarse, aunque no podían hacer más que eso, no en la casa de los Debling al menos y Penelope aún no se sentía con la valentía regenerada como para volver a huir hasta el departamento de Colin.

Debía admitir que aunque sabía que lo que hacían estaba mal y si alguien los descubría sería terrible, le gustaba lo prohibido que se sentía, besar a Colin con él miedo de ser descubierta le daba emoción, emoción que antes jamás había experimentado, la había leído en diferentes libros, pero jamás creyó experimentarla, jamás creyó llegar a tener un amante, principalmente porque no creyó que se casaría, pero ahora no solo lo tenía, sino que era el mismísimo Colin Bridgerton, su primer y único amor.

- Jamás creí que me encantaría tanto pasar el tiempo en este despacho tomando él te. -se acomodó en el sofá, ligeramente separada de Colin, aunque lo suficientemente cerca para que sus rodillas chocaran ligeramente.

- ¿Es por el sitio, el te o la compañía? -Colin sonrió

- El té, por supuesto -sonrió con malicia, o al menos lo intento, Penelope era más tierna de lo que la misma creía.

- Es bueno, sin duda, pero no creo que más que mis besos -se acercó a ella, aunque no la beso, espero a que respondiera

- Eres tan egocéntrico -todo los ojos divertida

- ¿Lo niegas? -dejó su taza de té en la mesilla cercana y le quitó la suya de sus manos para después volver a acercarse- Yo no he notado que hagas sonidos cuando tomas tu té, sonidos que mis besos si provocan -la tomó de la barbilla, Pen no podía pronunciar ni una palabra, solo podía esperar a que la besara o ella se aventaría a él de una manera poco apropiada para una visita de té.

- ¿Vas a besarme o no? -sus ojos explotaban por el deseo, Shake le gustaba tomar el conteo por ella misma, era diferente cuando él la tomaba con tanta facilidad.

- Creía que preferías el té -se alejó.

- ¡Ah si! ¿Y tu que prefieres? -se acercó a él, tuvo casi que levantarse en el sofá para alcanzarlo, aunque ella no jugueteó con él, al menos no al inicio, fue directo a sus labios le dio un intenso beso y después se apartó dispuesta a levantarse

- No, ven acá -la jaló de la cintura y la puso sobre sus piernas para después besarla mientras ella reía.

- Definitivamente prefiero tus besos -él ya no pudo decir nada más, continuó besándola.

Los días anteriores ambos había podido mantenerse fuerte y cuerdos, después de unos cuantos besos se alejaban y continuaban charlando, peor ahora todo el deseo estaba acumulado, Colin comenzó a levantar su falda y a acariciar la pierna de Penelope con lentitud, al mismo tiempo comenzaba posicionarse sobre ella, dejándola recostada en el sofá, no era uno muy cómodo, pero cualquier sitio con ella sería el indicado.

- Te he extrañado -bajó a su cuerpo y comenzó el recorrido que más le gustaba, desde la vena más ardiente de su cuello, hasta encontrar sus pechos- te necesito -Penelope quería decirle que debían parar, pero ella también lo necesitaba, Colin era una droga que deseaba consumir a cada momento, su mente divagaba hacia su recuerdo en cada ocasión, incluso en las más inoportunas ocasiones.

- Colin... -si iba a decir algo no lo recordaba, fue justo el momento en el que él llegó hasta sus pechos.

Bajo la manga del vestido tanto como pudo y mientras besaba todo lo que podía cambien los apretaba con fuerza con su mano, Penelope sintió que iba a perder la conciencia por su simple agarre, ella levó sus manos hasta el cabello de Colin para evitar que dejara de hacer lo que la hacía sentir tan bien.

Tarde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora