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Penélope pronunció ante toda la multitud la palabra que jamás creyó llegar a decir. Con una sonrisa nerviosa y esperando que su voz no temblara, dijo finalmente "acepto", y fue mucho más raro escucharlo salir de su propia boca que cuando lord Debling lo dijo mirándola a los ojos para después acercarse y besarla delicadamente.

No sabía qué esperar de aquel primer beso; fue diferente a todo lo que creía que conocía. Había leído muchos libros y en la mayoría solían romantizar demasiado un primer beso. Sabía que no iba a ser igual, pero no esperaba no sentir nada. Se quiso convencer a sí misma de que eran los nervios de estar frente a todos los espectadores de la iglesia, incluida su familia y los Bridgerton, la mayoría de ellos al menos. Cuando voltearon a saludarlos a todos, notó que Colin no se encontraba por ninguna parte, y aunque eso inundó su mente por un instante, decidió dejarlo pasar y continuar con su plan: olvidarlo. Tenía que ser menos difícil ahora que ella tenía un esposo.

La recepción era demasiado linda. Varly se había esmerado en tener la casa completamente lista para todos los invitados que esperaba su madre. A ella sin duda le hubiera gustado más tener algo más íntimo, pero no pudo negarle a su madre esa oportunidad del triunfo; sin duda, ella era más feliz que cualquiera.

- Pen -sintió una mano sobre su brazo. Había estado muy ocupada siendo felicitada por demasiada gente, que automáticamente puso una sonrisa antes de voltear.

- Eloise -en cuanto la vio, sintió que podía descansar y relajó su cuerpo.

- ¿Estás bien?

- Algo cansada...

- ¿Por qué no vamos a que te recuestes un rato? -Eloise tenía esa mirada que conocía bien, quería decir algo o, peor, tenía algo que preguntar. Pen intentó mirar rápidamente quién podía salvarla de Eloise, pero ella fue más rápida y comenzó a encaminarla afuera del salón.

- ¿A dónde van? -sintió una esperanza al escuchar la voz de su madre detenerlas. Dios, jamás se había alegrado tanto de escuchar su tono.

- Pen está algo agotada; la llevaré a recostarse un poco para que baje a continuar con la fiesta.

- No estoy tan cansada -quiso sonreír.

- Te ves pálida -su madre se acercó a ella y colocó su mano en su mejilla con delicadeza- descansa unos minutos o no podrás aguantar el día -sonrió y se dio la vuelta. Eloise le sonrió victoriosa y continuó llevándola hasta afuera. Penélope dejó ser guiada como una pequeña muñeca porque estaba cansada y también impresionada de que su madre la dejara irse en su propia boda, aunque seguramente no le daría más de 10 minutos; era suficiente para un interrogatorio de Eloise.

Penélope no estuvo ni dos segundos en su cama cuando Eloise comenzó a hablarle.

- Pen... Necesito saber algo.

- Eloise, quisiera descansar, por favor, casi no dormí en toda la noche.

- Más bien parece que no dormiste ni un segundo -Penélope se reincorporó y la miró- te ves hermosa, sin duda, pero te conozco... algo atormenta tu mente, ¿no es así? -Penélope se quedó callada- ¿tiene que ver con que Colin fuera contigo antes de la boda?

- Eso no fue nada.

- ¿Ah, no? Porque yo creí ver... -era inusual que Eloise se quedara callada.

- ¿Qué?

- Ustedes estaban demasiado cerca...

- Colin solo fue a decirme algo, una tontería. Cuando tú entraste, discutíamos por eso, nada más.

- ¿Qué fue lo que te dijo?

- Que estaba equivocada... que no debía conformarme con Debling si no me ama -suspiró enojada, no quería volver a hablar de esto, pero era muy consciente de que Eloise no la dejaría salir de aquí hasta que le dijera- me dijo que no me casara -la cara de Eloise fue inusual, era una mezcla de confusión y tristeza, combinada con muchas otras emociones- y, como puedes ver, jamás pudo darme ninguna buena razón para no casarme con lord Debling.

Tarde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora