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¿En qué momento de la vida de Penelope se había complicado tanto? Había aprendido a vivir con sus penas constantes, el dolor de amar a Colin cuando él aún se encontraba lejos e incluso sin haberlo visto por años, la culpa de haber sido quien expusiera a Marina e incluso la pena propia de casarse con un hombre que no la amaba y que por supuesto ella no amaba. Eran emociones fuertes con las que aprendió a vivir, pues pensó que nada podía ser peor a eso.

Estaba equivocada, día tras día, la vida le recordaba que estaba equivocada, jamás estaría en el fondo, siempre podía estar peor. No terminaba ni siquiera de hundirse en un problema cuando uno nuevo aparecía.

Su esposo había regresado, el esposo del que se había despedido para no ver en años había regresado, herido además, ya no supo definido si era el peor momento para que él volviera o incluso uno mejor.

Aunque sin duda habría preferido enterarse en casa, la sorpresa habría sido la misma, pero se habría ahorrado la vergüenza frente a Lady Bridgerton, quien tuvo que darle la noticia al mismo tiempo que ella se enteraba del amorío que ella mantenía con su hijo, el cual seguramente había llegado a su fin. Para Colón resultaba difícil mirarla, no podía concebir que fuera la misma mujer que le había hecho tanto daño y no esperaba ahora que él quisiera estar con ella, no sin que abandonara el trabajo de su vida al menos.

El ama de llaves no había dado muchos detalles, parecía que tampoco sabía demasiado, había visto a Lord Debling entrar a la residencia e inmediatamente ponerse a buscar a su esposa y pidiendo que ella regresara lo más pronto posible.

Al ingresar a su casa fueron los mismos sirvientes quienes le informaron que su esposo la esperaba en el despacho, ella corrió hasta ahí sin nadie más detrás y corrió hasta allá, aunque no se animó a ingresar de golpe, por lo que prefirió tocar.

- Adelante -era su voz, sin duda era su voz, si es que aún existía duda en ella, pues durante el camino no dejó de pensar en que podía ser una confusión.

Abrió de par en par la puerta y ahí estaba, de espaldas a ella, revisando algunas cosas del escritorio, el corazón de Penelope se detuvo, aquel iba a ser su escritorio por lo que tenía panfletos viejos de Whistledown, incluso algunos borradores en las cojonudas y lo que le resultaba peor: tenía las cartas escritas a Colin. Cuando él se giró supo que aún no había encontrado nada de eso, le sonrió gentilmente, tenía el brazo vendado, algunas cicatrices en el rostro y fue notorio su extraño caminar cuando se acercó a ella, pero fuera de aquello parecía estar bien.

- ¿Qué fue lo que te paso? -se mantuvo estática mientras él la abrazaba y la hundía en su pecho.

- Oh querida -suspiró y se alejó para tomar asiento en el escritorio, Penelope no pudo dar ni un paso más- el barco en el que iba sufrió un accidente, durante un mal clima la vela principal se rompió, golpeándome fuertemente y aventándome por la borda, aquello pudo ser lo único, pero por desgracia no -cerró los ojos con fuerza, al abrirlos Pen pudo ver la pena en ellos - el barco se hundió, dejándonos a la deriva, estuve inconsciente, pero fue gracias a un gran hombre que continuo vivió, él me arrastró consigo hasta la orilla

- ¡Dios mío!

- Al menos 10 personas no lo han logrado , el capitán entre ellos, me considero afortunado de haber podido regresar contigo -él levantó la mano para ella, por lo que inmediatamente se acercó y la tomó- lamento haberme ido -su voz se rompió- quizá todo era una señal de que debía quedarme... finalmente hubo lágrimas saliendo de él

- Tranquilo -Pen se apresuró a tomar un pañuelo para limpiar su rostro- tranquilo, estás bien, eso es lo que importa

Penelope estaba aún confundida, sin duda la correspondencia de Alfred era escasa, pero jamás creyó que mientras ella estaba en brazos de otro hombre, él estaba viviendo tal infierno, su corazón se llenó de culpa y solo pudo abrazarlo con toda la fuerza que creía posible, esperando no lastimarlo, pero pareció que él necesitaba aquello, incluso más, se alejó lentamente y le dio un pequeño beso en los labios.

Tarde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora