Para la suerte de Colin, antes de apresurarse a decir la verdad, pretendiendo ganarle la palabra a su hermana, la más pequeña de los Bridgerton gritó con entusiasmo.
— ¡Ahí vienen! —corrió con pequeños saltos desde la ventana hasta su madre.
Todos se apresuraron a mirar por las ventanas a las dos jóvenes que venían caminando bajo la lluvia mientras se sostenían del brazo.
— Que traigan toallas —gritó Anthony.
Penelope y Eloise cruzaron el umbral principal de Aubrey Hall con una sonrisa, sin percatarse del problema que les esperaba. Tenían los vestidos llenos de lodo y estaban mojadas desde la cabeza hasta los pies. El semblante de ambas cambió cuando se encontraron a todos recibiéndolas con los rostros serios.
Penelope temió lo peor. ¿Acaso Daphne había hablado con su familia? ¿Todos sabían ya de su romance con Colin? ¿Todos la odiaban ya?
Anthony pretendía reprenderlas a ambas en cuanto las tuvo vivas y sanas frente a él; sin embargo, un furioso Colin se le adelantó.
— ¿Dónde demonios estaban? ¿Saben lo peligroso que fue que salieran? ¿Sin avisarle a nadie, regresando hasta ahora y con la lluvia? —aunque parecía hablarles a ambas, su mirada se concentraba solamente en Penelope—. Pudieron resbalar en cualquier sitio, lastimarse un tobillo o peor, ¿y quién las habría encontrado?
Colin comenzó a sobrepensar todo lo que pudo haberle pasado a Penelope en las afueras de Aubrey Hall. Una Penelope probablemente embarazada, que ahora se encontraba completamente empapada y podría enfermar. En cuanto cayó un rayo, sintió que regresaba a aquella noche, el día que Marina decidió terminar con su sufrimiento. El miedo se reflejó en sus ojos instantáneamente; moriría si a Penelope le pasaba algo.
— Nosotras... —Eloise empezó a hablar, pero Colin la interrumpió.
— ¡¿Dónde están las malditas toallas?! —Un lacayo corrió desde el final del pasillo y entregó estas a ambas.
Penelope estaba casi paralizada, le costó demasiado tomarla, así que fue Colin quien la recibió y la puso sobre sus hombros.
— Colin —Daphne se acercó y lo alejó de Penelope; con una sutil mirada le dijo que se alejara—. Creo que las explicaciones pueden esperar hasta que ambas tomen un baño, ¿no lo creen? Podrían enfermarse...
— Pediré que preparen sus baños —Kate se adelantó.
— Vayan —Anthony les señaló las escaleras—. Después hablaremos —le advirtió a Eloise.
Eloise miró a Penelope confundida y ambas subieron las escaleras siendo observadas por todos hasta que desaparecieron.
— Al menos están bien —Simón sonrió. Daphne negó hacia él, haciéndole saber que no debería decir nada por el momento.
— Hablaré con Eloise —Lady Bridgerton se dirigió hacia su hijo mayor y después subió encaminada a la habitación de su hija.
— ¿Entonces ya no vamos a cenar? —Gregory hizo un puchero y Hyacinth lo miró mal—. ¿Qué? Muero de hambre.
— Vayamos —Anthony empujó a su pequeño hermano, y mientras todos iban hacia el comedor, Colin permanecía en el mismo lugar intentando calmar su enojo.
— ¿No vienes, Colin? —Daphne lo miró mientras detenía su paso.
— Iré en un segundo —quería subir inmediatamente con Penelope, pero al dar la vuelta se percató de que Daphne lo esperaba, así que no le quedó más que seguirla hasta el comedor.
Por extraño que le pareciera a todos, a Colin le estaba resultando difícil probar bocado, aunque Penelope ya se encontraba a salvo en su habitación y esperaba que estuviera en una tina caliente. No podía dejar de pensar en todo lo que le pudo haber ocurrido, desde un simple raspón hasta una enorme caída.
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Tarde
FanficLa vida de Colin Bridgerton se había visto afectada cruelmente desde que dejó Londres junto a la señorita Marina Thompson para hacerla su esposa, solo para que al volver se enterara de una verdad había salido a la luz muy poco después de que se hubi...