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Daphne caminó aturdida hasta el primer salón que encontró, empujó la puerta y no dio la vuelta hasta que escuchó cómo Colin la cerraba con fuerza detrás de ella.

—¿Qué demonios, Colin? —no hubo palabras más exactas para expresar lo que la duquesa de Hastings pensaba en ese momento.

—No es lo que sea que estés pensando —levantó sus manos, pretendiendo defenderse de cualquier ataque, no sabía qué esperar en ese momento de su hermana.

—¿Y qué se supone que estoy pensando?

—Algo tan malo como para reaccionar de esta manera.

—Penelope y tú se besaban —alzó la voz ligeramente.

—Nos amamos —no hubo una reacción de sorpresa de parte de Daphne, al contrario, lo miró con más desdén.

—Eso... eso era evidente, tan evidente como el anillo de matrimonio que porta en su mano.

—¿Lo sabías?

—Lo noté hasta hace muy poco, hermano, pero jamás llegué a pensar que era algo más, que estaban... que ustedes... ¡se están revolcando! —gritó frustrada por no encontrar palabras menos escandalosas.

—Me estás ofendiendo, Daphne, no solo a mí, a Penelope también, y ciertamente no dejaré que insultes a la mujer que amo.

—La mujer que amas es la esposa de alguien más —Daphne fruncía el ceño con demasiada naturalidad, aunque Colin contaba con más experiencia en aquella expresión.

—Cometimos errores, ambos, nos casamos con las personas equivocadas...

—Eso está muy claro, Colin, pero no por eso tienes derecho a tomar a la mujer de otro.

—Ella es mía, siempre ha sido mía...

—¿Lo era cuando te casaste con su prima?

—Estás siendo cruel.

—Estoy siendo realista.

—¿Y desde cuándo Daphne Bridgerton es realista? ¿Qué no eras tú la que manifestaba que el matrimonio debía ser con tu verdadero amor, tu mejor amiga? Pues esa es Penelope para mí, ha sido mi mejor amiga por años...

—Pero ella ya está casada, Colin —lo miró con pena, y eso lo enfureció más.

—No lo estará por mucho tiempo, no si puedo lograr que anulen su matrimonio.

—¿Una anulación? ¿Y cómo planeas lograr eso? —Colin guardó silencio—. No tienes ni idea, ¿cierto? —él desvió su mirada hasta una ventana—. Colin... —Daphne suspiró—. De verdad no tienes ni la menor idea de lo que una anulación conlleva, principalmente para Penelope, la sociedad la repudiará... estará arruinada.

—Eso a mí no me importa... admito que será algo difícil, pero no dejaré que nada arruine mi posibilidad de ser feliz con la mujer que amo, la mujer con la que deseo casarme y tener cientos de hijos —sonrió con emoción—. No me importa incluso si no logro disolver su matrimonio, si es una mujer casada o no, huiremos si es necesario —suspiró al sentir sus ojos cristalizados—. Pero no puedo vivir sin ella... no puedo...

—Colin...

—No me molesta, ni interesa que la sociedad llegue a despreciarnos, sin embargo... me hiere que mi hermana reaccione de esta manera... —Daphne miró hacia el suelo, se sentía mal de no poder ofrecerle a su hermano el apoyo incondicional que esperaba—. Deberías estar feliz de que al fin encontré el verdadero amor...

—Lo estoy, de verdad, pero eso no hace que me preocupe menos por esta situación...

—No tienes que preocuparte por mí, Daphne... —ambos se miraron directo a los ojos, había enojo en la mirada de Colin, pero solo ocultaba su tristeza—. Ahora veo que no obtendré tu apoyo, ni como hermana, ni mucho menos como duquesa.

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