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La reina la sonreía con cierto orgullo, no era solo por ser ella quien la desenmascaraba ante la sociedad, ni por finalmente conocer su identidad, sentía orgullo de que aquella muchacha hubiera logrado todo lo que hizo, todo ella sola. La reina era inteligente y por eso podía dejar pasar las ofensas, había disfrutado su batalla, pero la sociedad, la sociedad actuaría diferente en cuanto la reina desapareciera, lo sabían todos.

Fue la misma reina quien tomó la segunda copa que aún sostenía el lacayo y se la entregó a Penelope. Fue este acto el que hizo que Pen dejara de lado los nervios y se mostrara valiente

- Gracias -susurró.

- Ahora puedes dirigirte a tus lectores -la reina los miró a todos con dureza, y le cedió la palabra a Penelope, el salón estero estaba en silencio aún, nadie podía creer lo que estaban presenciando.

-Yo... -tuvo que aclarar su garganta, no se sentía cómoda con todo el mundo mirándola a ella- sé que no soy quien esperaban, seguramente arruine muchas de sus apuestas y quizá muchos aún crean que esto es una especie de broma, pero es cierto... yo soy Whistledown y aunque me enorgullece, también admitiré y aceptaré todos los errores que he cometido a lo largo de estos años -encontró la mirada de Colin, sabía que estaba ahí, sabía que la veía, lo sentía en sí misma, así que decidió mirarlo también, sus palabras podían escucharlas todos los demás, pero en realidad eran para él- era solo una niña cuando empecé, pero no inicie a escribir como Whistledown esperando que se convirtiera en lo que es hoy, lo inicie únicamente porque me sentía sola, tenía mucho que decir y nadie me tomaba en serio... al publicarlo creía que sería igual, pero por alguna razón mis escritos los fascinaron y eso me hizo sentir... me hizo sentir poderosa -miró a la reina como si sintiera vergüenza- sin embargo, no maneje ese poder adecuadamente, por lo que les pido perdón, desde el fondo de mi corazón, a todos aquellos que llegué a herir con mis palabras... era sencillo lanzar calumnias desde las sombras, era sencillo esconderme detrás de un seudónimo... sin embargo no ha sido fácil ocultar esto a mis seres queridos, mi familia, mis amigos y por supuesto mi esposo.... -Penelope y toda la sociedad dirigió su mirada a Lord Debling, quien se mantenía inmóvil y serio- sé que debes sentirte embaucado, engañado y traicionado... no podría esperar menos... y como una más de mis consecuencias debo decirte, frente a todos, que si lo deseas... serás concedido con la anulación del matrimonio y aceptaré toda la responsabilidad que ello conlleva -pequeños suspiros y gritos ahogados se escucharon por todo el salón, Lord Debling solo bajo la mirada, lo cual hizo que Colin cerrara el puño, no pudo dejar de pensar en que si él estuviera en su lugar habría hecho algo diferente y se cuestionó si realmente hubiera sido así- Lo entiendo, de verdad... los he engañado a todos y merezco el odio de cada uno de ustedes... -suspiro- he organizado este baile esperando que lo disfruten, pero no los obligaré a cargar con mi presencia... majestad -se dirigió a ella- le agradezco infinitamente su misericordia, brindo por usted -levantó la copa y la llevó a sus labios.

Penelope dejó la copa vacía sobre la charola que sostenía aún el lacayo y procedió a marcharse por la misma puerta, probablemente algunas personas se habrían aventado a correr tras ella, sin embargo la reina y su séquito se quedaron en su mismo sitio, obstruyendo la puerta, mientras los miraba fijamente por unos segundos, tendrían que ser realmente valientes sitio se permitían pasar a la reina para ir contra Penelope.

Él único que pudo desaparecer, tras una de las puertas que conducían a pasillos conectados con la residencia, fue Debling, Colin y algunos más lo miraron escapar con la mirada cabizbaja. Colin iba a correr detrás de Penelope, incluso si debía pasar junto a la reina, incluso si sus guardián intentaban detenerlo, quería ir tras ella, pero la multitud le impidió ser rápido y al toparse con su hermana esta lo detuvo del brazo.

- Colin ¿Qué demonios acaba de pasar?

- Eloise, no tengo tiempo para esto, debo ir tras ella -se soltó de su hermana y subió las escaleras con apuro, afortunadamente nadie más intentó detenerlo, la reina únicamente lo miró curiosa, pero no hizo más.

Tarde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora