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El primer y segundo año de Sienna transcurrieron de manera extraordinaria. Sienna se hizo amiga de muchas personas, como los hermanos Weasley, cuya peculiar manera de realizar bromas a todo el colegio la sorprendía por lo ingeniosos que eran. También se hizo más cercana a Hermione Granger, con quien principalmente se ayudaban mutuamente a estudiar en la biblioteca. De igual forma, consiguió entablar algunas conversaciones con Harry y Ron, ambos muy divertidos. A Sienna le gustaba aprender sobre el Quidditch, y ellos dos eran los indicados para enseñarle. También le encantaba ir con Hagrid a tomar una taza de té y conversar sobre cualquier tema que involucrara criaturas fantásticas, como su pequeño dragón Norberto. En segundo año, Sienna y Draco Malfoy también comenzaron a llevarse, no de la manera más adecuada, pero al menos ya sabían de la existencia el uno del otro.

En las clases no se podía quejar; todas sus materias le resultaban tranquilas, pero sus clases de pociones las trataba de sobrellevar. No por la complejidad de realizar pociones, porque ella sentía que se le daba muy bien, sino porque el profesor Snape la ponía nerviosa. Sin duda, era un profesor singular debido a ser muy poco tolerante con sus alumnos y no aceptar errores.

Trataba de no tener pendientes para así poder recorrer el castillo. Aún le seguía asombrando su hermosa estructura, cómo el castillo se acoplaba a las diferentes temporadas del año: los hermosos atardeceres, el olor a tierra mojada cuando llovía, las pequeñas ráfagas de viento que hacían que las hojas volaran y la nieve que cubría todo el castillo y sus campos. En algunas ocasiones, ella recibía cartas de su padre. En casa, todo parecía estar normal; su abuelo le enviaba dulces que ella guardaba para comerlos durante sus recorridos por el castillo.

Sus compañeros de casa eran muy amigables y le interesaba mucho charlar con ellos; cada charla traía consigo datos interesantes sobre la magia. Aunque otra gran parte de sus compañeros le tenían temor, ella sentía que la juzgaban sin conocerla, pensando que tenía los mismos ideales que su abuelo Gellert. Las chicas de su habitación a veces platicaban entre ellas, pero casi siempre estaban sumergidas en algún libro o haciendo tarea. Lyra seguía acompañándola a cada clase; ambas eran buenas amigas, pero también trataban de convivir con el resto del colegio.

Las últimas semanas de su segundo año trajeron consigo sorpresas. Sienna recibió la noticia de que Hermione había sido petrificada. Ella trataba de consolar a Harry y Ron, pero solo lograba sentirse peor. Después de algunos días, Sienna se despertó con la noticia de que Harry había encontrado la entrada a la Cámara de los Secretos y, por segunda ocasión, había peleado contra Lord Voldemort. Los rumores se expandieron rápidamente; muchos no lo creían, pero Sienna lo confirmó en el tren de regreso a casa cuando se sentó con el "trío de oro" y le contaron los detalles.

Al llegar a casa, Sienna pudo descansar de otro largo año en Hogwarts. En la cena su papá y abuelo le pedían que les contara de todo lo que hizo, lo nuevo que aprendió y los acontecimientos ocurridos en su peculiar año. Al siguiente día, sus calificaciones llegaron, sorprendiendo a su padre por las buenas notas. Todas las vacaciones de Sienna transcurrieron tranquilamente; su padre salía a trabajar y ella se quedaba en compañía de su abuelo. Algunas veces salían al mundo muggle y otras veces visitaban el callejón Diagon, aunque su padre tuvo que prohibir las salidas de casa debido a la búsqueda de Sirius Black.


POV Severus Snape

En el pasillo principal, caminaba Severus Snape en dirección al despacho del director. Sin duda, a Snape le molestaba que lo interrumpieran, y más cuando estaba realizando pociones. Aunque eran "vacaciones", la señora Pomfrey le había pedido algunas pociones curativas para el próximo año escolar. Al llegar a la puerta, tocó para anunciar su presencia mientras mentalmente se preparaba para una probable plática motivacional que Dumbledore le daba cada que podía o quería fastidiarlo.

— Buenas tardes, Severus. Gracias por venir tan rápidamente— dijo Dumbledore

— No hay de qué, Albus. Siempre es un placer interrumpir mis valiosas investigaciones para charlas de urgencia.

—Me temo que esta charla es necesaria. Quiero hablar contigo sobre una estudiante en Ravenclaw, Sienna Grindelwald.

— La Srta. Grindelwald es otra sabelotodo como Granger, aunque menos insufrible. ¿Qué hay con ella?—preguntó Snape

—Cuando ella ingresó a Hogwarts, me percaté de su implacable sabiduría, como ya te habrás dado cuenta.—Severus rodó los ojos—Sienna es joven, pero me preocupa que su linaje podría llevarla por un camino oscuro si no tenemos cuidado. Tengo un mal presentimiento sobre ella, Severus.

— ¿Crees que una joven de trece años podría estar conspirando para desatar el caos?

—Todos tenemos ese potencial en cierta medida, Severus. Y con Sirius Black libre, la situación es más delicada. Quiero que la observes, no solo por su seguridad, sino también para asegurarnos de que no siga los pasos de..

—Grindelwald... ¿Pero qué tiene que ver con ella? ¿Acaso hay algo más, Albus?

— Todo a su tiempo, muchacho. Solo te pido que la observes y si notas algo extraño me lo informes.

— No sabes la inmensa felicidad que me causa, además de cuidar a Potter, también tengo que hacerlo con Grindelwald —Dumbledore soltó una pequeña carcajada

—Muchacho, solo te diré algo más—Dumbledore se levantó de su asiento y tocó el hombro de Severus.—Deja que la vida nos sorprenda.

Las últimas palabras de Dumbledore parecían un chiste. Cada vez el viejo director estaba perdiendo la cordura, y por si fuera poco, Snape debía ser la sombra de dos jóvenes de 13 años. La vida sí le estaba dando sorpresas, pero las más insufribles.

Secrets under the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora