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El sol apenas había despuntado cuando Sienna se encontraba en la plataforma 9¾ de la estación de King's Cross, su corazón latiendo con fuerza por la emoción y un poco de nerviosismo. La plataforma estaba llena de estudiantes y sus familias, despidiéndose y cargando baúles pesados hacia el majestuoso tren rojo: el Expreso de Hogwarts. Sienna, acompañada de su padre y su abuelo, miraba con asombro y admiración todo lo que la rodeaba.

—Es un momento que siempre recordarás, querida —dijo su abuelo, colocando una mano afectuosa sobre su hombro—. Disfruta cada segundo.

—Lo haré, abuelo. Gracias por todo —respondió Sienna, dándole un fuerte abrazo.

—Cuidate mucho pequeña, se valiente—dijo su padre mientras la abrazaba y le daba un beso en la mejilla— Recuerda que te estaremos esperando con ansias, no olvides mandarnos cartas.

—Los amo tanto— dijo Sienna conteniendo las lágrimas.

Con una última sonrisa de despedida, Sienna subió al tren, arrastrando su baúl. Recorrió el pasillo estrecho, buscando un compartimento libre. Finalmente, encontró uno casi vacío, donde solo una niña de cabello rizado estaba sentada junto a la ventana.

—¿Puedo sentarme aquí? —preguntó Sienna, sonriendo tímidamente.

—¡Claro! —respondió la niña, haciendo espacio—. Me llamo Hermione Granger.

—Yo soy Sienna Grindelwald —dijo, acomodándose y colocando su baúl en el compartimento superior.

—No puede ser, tu eres descendiente de Gellert Grindelwald? He leído mucho sobre él y no me deja de sorprender los niveles de magia que maneja—dijo Hermione

—Si el es mi abuelo pero no lo conozco, papá nunca me habla de él— comentó Sienna con un tono incómodo

—Lo lamento no era mi intención— Hermione adquirió un tono rojizo en las mejillas debido a la vergüenza

—No lo sabias y todo esta bien

Las dos chicas comenzaron a conversar de diferentes temas, compartiendo sus emociones y expectativas sobre Hogwarts. Hermione parecía saber mucho sobre la escuela, lo cual fascinaba a Sienna. El viaje pasó volando entre risas e historias. Sienna había conocido al mismísimo Harry Potter un chico que a su parecer era agradable; también conoció a Ronald Weasley un chico pelirrojo que aparentaba ser divertido.

Cuando el tren se detuvo finalmente en la estación de Hogsmeade, la emoción de Sienna alcanzó su punto máximo. Junto a los demás estudiantes de primer año, fue guiada por un hombre enorme con una barba salvaje llamado Hagrid. Sienna se maravilló con la vista del castillo de Hogwarts, iluminado contra el cielo nocturno.

—¡Primer año, por aquí! —gritó Hagrid el guardabosques, guiándolos hacia unos botes que los llevarían a través del lago.

Sienna subió a uno de los botes, compartiéndolo con Hermione y otros dos chicos. Mientras se deslizaban suavemente por el agua, el castillo se alzaba majestuoso y misterioso frente a ellos. La vista era simplemente impresionante.

Al llegar a la orilla, los estudiantes de primer año fueron llevados a la gran entrada del castillo, donde la profesora McGonagall los esperaba. Su presencia imponente y su mirada severa hicieron que el grupo guardara silencio inmediato.

—Bienvenidos a Hogwarts —dijo McGonagall—. En unos momentos, serán seleccionados para su casa. Siganme

El grupo la siguió a través de pasillos y escaleras, hasta llegar a unas enormes puertas de madera que se abrieron para revelar el Gran Comedor. Sienna contuvo el aliento al ver el techo encantado, que reflejaba el cielo estrellado, y las cuatro largas mesas llenas de estudiantes y profesores.

Recorrió con la mirada la mesa de los profesores y sus ojos se detuvieron en un hombre en particular, aquel hombre misterioso de ojos negros.

—¡Por Merlín, es un profesor!—dijo Sienna casi pálida recordando que había chocado con él.

El murmullo de la multitud la sacó de sus pensamientos cuando la profesora McGonagall comenzó a llamar a los estudiantes para que se pusiera el Sombrero Seleccionador. Sienna observaba con nerviosismo mientras uno por uno, sus compañeros eran asignados a Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw o Slytherin.

—Sienna Grindelwald —llamó McGonagall.

Con el corazón en la garganta, Sienna avanzó y se sentó en el taburete, permitiendo que el Sombrero Seleccionador se posara sobre su cabeza.

—Interesante... muy interesante —murmuró el sombrero—. Tienes coraje y determinación, pero también una gran inteligencia y curiosidad. ¿Dónde te pondré?

Sienna cerró los ojos, deseando profundamente ser colocada en la casa donde pudiera desarrollar mejor sus habilidades y hacer amigos leales.

—¡Ravenclaw! —anunció el Sombrero Seleccionador.

Los aplausos de la mesa de Ravenclaw resonaron mientras Sienna se dirigía hacia ellos, sintiendo una mezcla de alivio y felicidad. Desde la mesa de Ravenclaw observaba a su ahora profesor.

—Disculpa quien es el profesor que charla con el profesor Quirrell?— preguntó Sienna al prefecto de Ravenclaw.

—Es el profesor Severus Snape, es el encargado de la materia de pociones pero ten cuidado es algo especial.

Sienna asintió de agradecimiento, pociones era una materia que le interesaba demasiado pero sin duda le aterraba que Snape la recordará de aquel incidente. La noche continuó con un banquete maravilloso, lleno de comida deliciosa y conversaciones animadas. Sienna sabía que estaba al inicio de una gran aventura. Hogwarts prometía ser todo lo que había soñado y mucho más.

Secrets under the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora