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La Navidad llegó a Hogwarts con una explosión de alegría y magia. El castillo estaba decorado con guirnaldas de acebo y muérdago, y los enormes árboles de Navidad resplandecían con luces y adornos encantados. La nieve cubría el suelo, proporcionando el escenario perfecto para las festividades.

Sienna había decidido quedarse en Hogwarts durante las vacaciones. La idea de pasar la Navidad con Harry, Ron y Hermione le parecía perfecta, asegurando que tendrían unas vacaciones inolvidables.

Los días previos a la Navidad estuvieron llenos de risas y diversión en la nieve. Sienna y sus amigos construyeron muñecos de nieve, tuvieron épicas batallas de bolas de nieve y disfrutaron de largas caminatas por los terrenos cubiertos de blanco. Pero de vez en cuando, mientras se divertía con sus amigos, Sienna se encontraba pensando en sus profesores. Se preguntaba si el profesor Snape se iría de vacaciones o se quedaría en el castillo. En un momento, se lo imaginó en pijamas navideñas, pero rápidamente descartó la idea con una sonrisa, convencida de que probablemente estaría en su despacho, rodeado de libros y pociones.

El día de Navidad, Sienna se despertó con la emoción en el aire. Abrió los regalos que había recibido de su padre y su abuelo: un conjunto de plumas encantadas y un hermoso colgante con una piedra que cambiaba de color según su estado de ánimo. Luego se dirigió al Gran Comedor para el intercambio de regalos con sus amigos.

El Gran Comedor estaba lleno de mesas decoradas y un gran árbol de Navidad en el centro. Sienna encontró a Harry, Ron y Hermione esperándola con sonrisas y paquetes envueltos.

—¡Feliz Navidad!—exclamó Sienna, entregando sus regalos a sus amigos.

Harry le dio una pequeña caja con una pulsera con detalles dorados. —Espero que te guste— dijo con una sonrisa tímida. Sienna se sonrojó ligeramente al abrir el regalo.

—Es hermosa, Harry. Gracias— dijo, sintiendo una calidez especial en su corazón.

Ron le entregó un suéter tejido por su madre— Le insistí a mamá en que te hiciera uno también— dijo con una sonrisa.

—Gracias, Ron! Es precioso y muy cálido— respondió Sienna, abrazando el suéter.

Hermione le dio un libro de astronomía, sabiendo cuánto le fascinaba el tema.—Pensé que podrías disfrutarlo—dijo Hermione.

—¡Gracias, Hermione! Es perfecto—dijo Sienna, abrazando a su amiga.

Después del intercambio de regalos, Sienna se tomó un momento para disfrutar del ambiente festivo. Sin embargo, su mente volvía una y otra vez a un pequeño paquete que tenía escondido en su habitación. Había comprado un obsequio para el profesor Snape días antes, pero no estaba segura de si debía entregárselo.

Sienna observó que el resto de sus amigos abrían con emoción sus regalos, pero el regalo que más le sorprendió fue que Harry recibiera anónimamente una saeta de fuego, Hermione insistió en avisar a la profesora McGonagall pero Ron y Harry desistieron. Sienna decidió tomar unos minutos para ella y recorrer el castillo, no cejaba de admirar su belleza ,mientras deambulaba sola por los pasillos del castillo, se encontró con el profesor Dumbledore, quien parecía estar disfrutando de la tranquilidad de la Navidad.

—Feliz Navidad, Señorita Sienna— dijo Dumbledore con una sonrisa.

—Feliz Navidad, Profesor— respondió Sienna.

Dumbledore la miró con una mirada sabia y comprensiva. —Es un momento maravilloso para expresar nuestro aprecio por aquellos que consideramos importantes en nuestras vidas. ¿No crees?

—Sí, profesor— Sienna asintió, sintiendo que sus palabras tenían un significado más profundo.

—Estoy seguro de que cualquier obsequio dado con el corazón será bien recibido. Estoy en el castillo si decides que alguien más merece un regalo especial.

Secrets under the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora