El primer día de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras había llegado, y Sienna sentía una mezcla de emoción y nerviosismo. Los rumores sobre el nuevo profesor, Remus Lupin, eran positivos, y muchos decían que tenía un talento especial para enseñar. Sin embargo, Sienna no podía sacudirse la inquietud que sentía.
La clase comenzó con el profesor Lupin explicando lo que aprenderían ese año y, para sorpresa de todos, decidió iniciar con una lección práctica.
—Hoy nos enfrentaremos a un boggart —anunció con una sonrisa tranquilizadora—. Un boggart es una criatura que cambia de forma para adoptar la apariencia de lo que más teme la persona que lo enfrenta. La clave es desarmarlo con un hechizo de Riddikulus, que lo obligará a adoptar una forma ridícula, haciéndonos reír y así derrotándolo.
Uno a uno, los estudiantes se enfrentaron al boggart, riendo nerviosamente cuando lograban transformar sus miedos en algo cómico. Finalmente, llegó el turno de Sienna. Con un nudo en el estómago, se adelantó y levantó su varita.
El boggart se transformó lentamente frente a ella, tomando la forma de un hombre alto, vestido completamente de negro. Su rostro estaba oculto en las sombras, pero irradiaba una presencia aterradora. Sienna sintió un frío intenso y un miedo paralizante. Su mente se llenó de recuerdos confusos y la voz de una mujer gritando "¡Cuídala mucho!" resonó en su cabeza.
—Ri-riddikulus —intentó decir, pero su voz se quebró. El hombre de negro avanzó hacia ella, y el miedo la abrumó completamente. Sin poder soportar más, Sienna soltó un grito ahogado y salió corriendo de la habitación, dejando atrás a sus compañeros y al profesor Lupin, que la llamaba preocupado.
Corrió por los pasillos de Hogwarts sin saber a dónde ir, hasta que su camino se cruzó con una figura familiar: Severus Snape. Él la miró con su habitual expresión severa, pero al ver el pánico en su rostro, su expresión cambió a una de preocupación.
—¿Qué ocurre, señorita Grindelwald? —preguntó, tomando su brazo para detenerla.
Sienna se abalanzó sobre Snape y con todas sus fuerzas lo rodeó con sus brazos. Snape quedó tan rígido como una estatua, sin moverse, solo escuchando los sollozos de Sienna.
—Sienna, ¿te encuentras bien? —mencionó Lupin mientras observaba a detalle a Severus Snape siendo abrazado por una alumna. ¿Acaso estaba soñando?— Perdón por interrumpir.
—Señorita, ¿podría usted soltarme y explicarme por qué andaba por los pasillos corriendo? —comentó Snape.
—Disculpe, profesor, pero yo estaba en clase con el profesor Lupin y mi boggart... simplemente no pude —dijo Sienna entre suspiros.
—Señorita, será mejor que la lleve con Madame Pomfrey y que le dé una poción relajante —tomó a Sienna del brazo y la guió mientras Lupin solo observaba.
Al llegar a la enfermería, Sienna fue atendida y Madame Pomfrey le recomendó quedarse al menos una noche, por lo que Sienna se vio obligada a hacerle caso. Al cabo de unas horas, Sienna se encontraba dormida, pero a su costado se encontraba aquel profesor de atuendo oscuro.
**POV Severus Snape**
Después de las clases, Severus se dirigió a su despacho ubicado en las mazmorras; sin embargo, al llegar a la puerta notó que alguien estaba esperándolo y no era la visita más esperada para Snape.
—Buenas tardes, Severus —dijo Lupin a manera de saludo.
—¿Qué quieres, Lupin? —mencionó irritado Snape. Aparte de tener que soportar las quejas de los Gryffindor por la baja de puntos en la última clase, ahora tenía que soportar a Lupin.
—Severus, tenemos que hablar sobre lo que pasó en mi clase hoy —dijo Lupin de manera directa—. Sienna se enfrentó al boggart y salió terriblemente afectada.
—Si tus alumnos no pueden manejar una simple criatura, no es mi problema, Lupin.
—Podemos conversarlo en tu despacho —dijo Lupin, pero Snape rodó los ojos y se giró para abrir la puerta y entrar mientras Remus lo seguía.
—El boggart de Sienna se transformó en algo extremadamente perturbador para ella, un hombre vestido de negro, pero lo curioso es que su cara no tenía forma o al menos no la reconocí.
Snape arqueó una ceja. —¿Y qué esperas que haga al respecto? Los boggarts reflejan sus propios miedos. No podemos protegerlos de sus propias mentes.
—Hay una diferencia entre enfrentar miedos y ser traumatizados por ellos. Lo que Sienna vio en ese boggart fue demasiado para ella. Debemos ser más cuidadosos.
—No todos pueden manejar la realidad, Lupin. Quizás deberías reconsiderar tu método de enseñanza si no puedes lidiar con las consecuencias.
—Nuestro trabajo es guiar y apoyar a los estudiantes, Severus. No hundirlos más en sus miedos. Sienna necesita nuestra ayuda, no nuestra indiferencia —dijo Lupin con firmeza.
—Haz lo que quieras, Lupin. Pero no esperes que cambie mis métodos por tus estándares blandos.
Lupin solo miraba a Severus; no le sorprendían sus respuestas. —Por cierto, Severus... ¿por qué Sienna te abrazó después de lo que pasó?
—No es asunto tuyo, Lupin. Lo que pasa entre mis alumnos y yo no es de tu incumbencia.
—Está bien, Severus, pero si llegas a saber algo, avísame —dijo Lupin mientras se dirigía a la salida. Lupin se arrepentía de buscar la ayuda de Snape.
Severus se sentó en el sofá, las llamas del fuego de la chimenea lo dejaban pensar tranquilamente en todo lo que ocurrió, pero también las preguntas lo consumían. ¿Por qué Sienna tuvo ese boggart? No podría ser un trauma de la infancia porque recordaba la forma tan amable de su padre, y al pensarlo le dio asco. ¿Acaso Dumbledore sabía al respecto? Pero lo que más sonaba en su mente era: ¿por qué lo abrazó? Él no era el tipo que podría consolarla. Ella simplemente se abalanzó y lo abrazó con todas sus fuerzas. Snape pudo escuchar cómo el corazón de Sienna latía tan rápido; también su perfume se impregnó un poco en su capa. Todo había pasado tan lento, pero tan rápido a la vez. Solo esperaba que esa chica no lo llevara a la perdición. Sienna siempre había sido una estudiante regular para Severus. Por los pasillos siempre rumoreaba de ella, pero Severus trataba de no tomar importancia. Era solo su alumna y nada más.
Para despejar sus pensamientos, Severus salió a dar una vuelta por los pasillos del castillo, pero su rumbo cambió y se dirigió a la enfermería donde se encontraba Sienna. Lo sabía porque escuchó durante la cena que Dumbledore le explicaba a Flitwick que ella no dormiría en su habitación. Al llegar a la enfermería, entró cautelosamente para que nadie lo viera, cerró la puerta y se dirigió a la cama de Sienna. Ella dormía tranquilamente mientras él apreciaba su rostro con la luz de la luna que traspasaba las ventanas.
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Secrets under the moon
Fiksi PenggemarSienna, una joven bruja con un legado complicado, lucha por encontrar su lugar en un mundo donde su apellido pesa más de lo que quisiera. Su vida se complica aún más cuando empieza a desarrollar sentimientos hacia su profesor de pociones. A lo larg...