El ambiente en el estadio era eléctrico, las gradas repletas de fanáticos vibraban con emoción mientras el último juego del Mundial de Quidditch llegaba a su clímax. Sienna, sentada entre los Weasley y Harry, no podía apartar los ojos del partido. Las escobas volaban a toda velocidad, los buscadores intentando capturar la codiciada Snitch. El rugido del público explotó cuando el partido llegó a su conclusión con un final impactante.
Sin embargo, esa emoción pronto se desvaneció cuando el caos estalló.
Apenas habían regresado a las casas de campaña cuando gritos y destellos comenzaron a surgir a lo lejos. En la distancia, Sienna observó atónita cómo figuras encapuchadas, los seguidores del Señor Tenebroso, los mortífagos, aparecían por los campos, lanzando maldiciones y creando pánico entre la multitud. La gente corría despavorida, gritos llenaban el aire, y el cielo se iluminaba con hechizos.
—¡Sienna!—gritó Harry, alcanzando su mano, pero antes de que pudiera agarrarla, sintió un fuerte tirón en su brazo. La oscuridad envolvió su visión por unos instantes, y cuando pudo recuperar el aliento, ya no estaba en el campo.
Se encontraba en lo que parecía una casa antigua y algo abandonada. Su corazón latía a toda velocidad, el miedo la invadía. Se giró bruscamente, lista para defenderse, pero su sorpresa fue mayúscula al encontrarse con la figura imponente de su profesor de Pociones, Severus Snape.
—¿Profesor...?— susurró, sin poder creer lo que veía.
Snape la observó con su usual frialdad, aunque su tono no era tan severo como de costumbre.
—Recibí un mensaje y decidí sacarte de allí— explicó sin preámbulos, su voz calmada pero autoritaria. "No hay tiempo para preguntas."
Sienna, aún confusa y algo asustada, asintió lentamente.
—Gracias— murmuró, sin saber exactamente qué más decir.
Snape se quitó su capa negra y la dejó caer sobre una silla cercana. Fue entonces cuando Sienna notó un pequeño pero evidente rasguño en su brazo. Snape hizo una mueca al moverlo, el dolor finalmente visible en su expresión.
—Siéntese— dijo rápidamente, acercándose para ayudarlo a sentarse en un desvencijado sillón. —Déjeme ayudarlo.
Snape frunció el ceño, pero no protestó —En la cocina, hay pociones curativas. Tráelas, rápidamente.
Sienna asintió y corrió hacia la cocina, sus manos temblando un poco mientras buscaba las pociones que él le había indicado. Cuando las encontró, volvió al salón y, con cuidado, comenzó a aplicar el ungüento en la herida de Snape.
Mientras trabajaba, no pudo evitar preguntar, aún desconcertada por todo lo que había ocurrido. —¿Dónde estamos, profesor—Snape la observó por un momento antes de responder
—Estamos en mi casa—dijo con una calma inquietante—No te preocupes por tu padre o el señor Weasley. Ambos saben que estás a salvo
Sienna dejó escapar un suspiro de alivio, aunque las preguntas seguían rondando su cabeza. Terminó de curar la herida de Snape, quien se levantó del sillón, aparentemente más recuperado.
—Hay una recámara libre arriba—dijo Snape, su tono volvía a ser impersonal—Puedes descansar allí. Yo estaré en la habitación contigua, por si necesitas algo."
Sienna lo miró a los ojos, tratando de entender qué pasaba por su mente, pero como siempre, sus emociones estaban perfectamente ocultas tras ese velo de severidad que lo caracterizaba. Aun así, no pudo evitar sentir un extraño alivio al saber que él estaba allí.
—Gracias, profesor— murmuró de nuevo antes de dirigirse hacia la escalera.
Mientras subía, no podía dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir. El caos en el campo, los mortífagos, y luego ser rescatada por su profesor de Pociones. Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta, pero al menos, por ahora, estaba segura.

ESTÁS LEYENDO
Secrets under the moon
FanfictionSienna, una joven bruja con un legado complicado, lucha por encontrar su lugar en un mundo donde su apellido pesa más de lo que quisiera. Su vida se complica aún más cuando empieza a desarrollar sentimientos hacia su profesor de pociones. A lo larg...