Algunas semanas habían pasado desde que Sienna y sus compañeras habían conversado amenamente en el dormitorio. La convivencia con cada una de ellas le había resultado satisfactoria; podía decir que tenía más personas que conocer y platicar, aunque las tareas se lo impedían. Las profesoras Sinistra y McGonagall eran las que más dejaban tarea después de cada clase, pero Sienna trataba de realizar todo ese mismo día para tener tiempo de repasar o practicar los nuevos encantamientos que el profesor Snape también le enseñaba.
Sienna había tenido constantemente muchos pensamientos sobre su profesor después de la reunión con las chicas, ella admiraba que fuera un gran mago, que la enseñará más sobre magia e incluso que fuera un hombre reservado aunque ya habían conversado algunas veces pero por alguna extraña razón su compañía generaba en ella un sentimiento inexplicable, cada vez que estaba junto a e'se ponía nerviosa pero trataba de no demostrarlo y pensaba que Severus no se daría cuenta sin embargo Sienna estaba consiente que si fueran sentimientos de afecto el profesor Snape nunca la corresponde ella solo era su estudiante y el su profesor.
Al terminar sus clases, Sienna se dirigió a la biblioteca. Harry la había invitado a pasar un tiempo en los jardines pero ella se negó porque debía repasar las clases del profesor Lupin. Cuando estaba revisando su mochila una pequeña nota cayó al suelo. La recogió, intrigada, y leyó las palabras garabateadas con rapidez:
—"Encuéntrame en la Casa de los Gritos a medianoche. Es importante."
Sienna no conocía la letra pero pensaba que la nota no era tampoco una casualidad, la curiosidad y una ligera inquietud se apoderaron de ella. La Casa de los Gritos era famosa por ser el lugar más embrujado de Hogsmeade, y el hecho de ser citada allí no la tranquilizaba en absoluto. ¿Quién la podría haber citado? Ella se quedó pensando pero al final estaba decidida a ir.
Cuando el reloj marcó la medianoche, Sienna se encontraba en los terrenos de Hogsmeade, caminando hacia la Casa de los Gritos. La luna brillaba en lo alto, arrojando sombras largas y fantasmales en el suelo. Llegó a la puerta de la casa y empujó suavemente, encontrando poca resistencia.
Entró cautelosamente, el crujido de las tablas del suelo resonando en la oscuridad. Sus ojos se adaptaron lentamente y pronto distinguió una figura oscura: el perro negro con el collar azul que había visto antes. El perro la miraba con sus ojos intensos, y Sienna se acercó lentamente.
—Hola, ¿ hay alguien aquí? Tú sabes quien me citó pequeño? —preguntó en voz baja, sintiendo la tensión en el aire. No hubo respuesta.
Pasaron los minutos y el cansancio la venció. Se sentó en el suelo, apoyando la espalda contra una pared. El perro se acercó y se acostó a su lado. Sienna cerró los ojos, sintiendo el calor del animal a su lado, y pronto se quedó dormida.
Una hora después, Sienna despertó con una sensación extraña. Ya no sentía el peso del perro a su lado, sino algo más... una figura humana. Abrió los ojos y se encontró cara a cara con Sirius Black. Gritó, pero él le tapó la boca con rapidez, mirándola con urgencia.
—Por favor, no grites—susurró. —No soy un hombre malo. Necesito tu ayuda.
Sienna, aún asustada, asintió lentamente mientras buscaba entre su capa su varita y él bajó la mano.
—¿Qué quieres de mí?¿Qué le has hecho a mi cachorro?— preguntó con voz temblorosa.
Black se sentó frente a ella, sus ojos oscuros llenos de una mezcla de desesperación y esperanza.—Quiero que me ayudes a acercarme a Harry Potter, tengo entendido que son amigos y bueno el cachorro soy yo.
Sienna lo miró, sus pensamientos confusos.—No, aquel perro no puedes ser tú.. a menos que seas un ...
—Animago, si lo soy pero de eso hablaremos después—mencionó Black mientras ella escuchaba impactada
—¿Por qué debería confiar en ti? Todos dicen que eres un asesino.
Sirius suspiró y comenzó a contarle sobre su pasado, sobre cómo había sido acusado injustamente de crímenes que no cometió y cómo había escapado de Azkaban para proteger a Harry. Le habló de su amistad con James Potter y de la traición de Peter Pettigrew.
—Harry es mi ahijado—dijo con un tono de voz cargado de emoción.—Nunca le haría daño. Solo quiero protegerlo, y también a ti ahora que te conozco.Quiero agradecerte por ser una chica muy noble, si alguien más me hubiera visto me hubiera echado. Sienna te pido que confíes en mí.
.—¿Cómo sabes mi nombre?
—Cuando saliste con Harry y los otros dos chicos a Hogsmeade los seguí y pude escuchar tu nombre, espero no te moleste.
Sienna se quedó en silencio, procesando la información.Finalmente, tomó una decisión. "Está bien. Te ayudaré. Pero si veo que Harry corre algún peligro,avisaré al director ."
Sirius asintió con gratitud. —Gracias, Sienna. No sabes cuánto significa esto para mí.—Sirius avanzó unos pasos y abrazó a Sienna dejándola inmóvil. El corazón de Sirius latía fuertemente, al fin alguien confiaba en él y lo ayudaría. Sirius se separó y tocó con ambas manos las mejillas de Sienna y agradeció nuevamente pero ella tenía que regresar al castillo debido a que ya era tarde.
Sienna dejó la Casa de los Gritos con el corazón latiendo con fuerza. Sabía que estaba entrando en un terreno peligroso, pero también sentía que estaba haciendo lo correcto. La promesa de ayudar a Sirius Black para proteger a Harry, la llenó de determinación mientras regresaba a Hogwarts bajo la luz de la luna.
Mientras se acercaba al castillo, Sienna se encontró con la figura imponente de Severus Snape, cuyo rostro estaba parcialmente iluminado por la luz de la luna. Sus ojos negros brillaban con una mezcla de sospecha y desaprobación.
—¿Qué haces fuera del castillo a estas horas, señorita?—preguntó Snape en un tono helado. —¿Acaso estabas con Potter? Casualidad que él también ha estado rondando por los pasillos.
Sienna tragó saliva, tratando de mantener la calma. —No, profesor, no estaba con Harry—respondió, intentando sonar convincente.
Snape levantó una ceja, claramente incrédulo. —¿Entonces con quién estaba?—insistió, dando un paso hacia ella.
—Estaba... sola. Necesitaba aire fresco— mintió Sienna, esperando que Snape no pudiera detectar la mentira en su voz.
Snape la miró fijamente durante unos largos segundos, como si estuviera evaluando cada palabra y cada gesto. Finalmente, asintió ligeramente, aunque su expresión seguía siendo de desconfianza.
—No creo una palabra, pero te dejaré ir por esta vez— dijo con desdén. —Pero te advierto, no intentes jugar conmigo. Te estaré vigilando
Con esas palabras, Snape se alejó, dejando a Sienna con el corazón latiendo con fuerza y una sensación de alivio mezclada con preocupación. Había logrado esquivar las sospechas de Snape, pero sabía que tendría que ser mucho más cuidadosa en el futuro.
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Secrets under the moon
FanfictionSienna, una joven bruja con un legado complicado, lucha por encontrar su lugar en un mundo donde su apellido pesa más de lo que quisiera. Su vida se complica aún más cuando empieza a desarrollar sentimientos hacia su profesor de pociones. A lo larg...