Pov Severus Snape
El fuego en la chimenea de las mazmorras crepitaba suavemente mientras Severus Snape, con una copa de whisky de fuego en la mano, repasaba en silencio los acontecimientos recientes. Había pasado tiempo desde aquel incómodo encuentro en la Casa de los Gritos. La imagen de Sirius Black defendiéndola seguía persiguiéndolo como una sombra molesta.
Ver a Black, ese arrogante canalla, intervenir en nombre de Sienna había despertado algo en él, algo que no quería admitir. No era solo molestia. Había más, algo que se había alojado en su pecho y que llevaba días tratando de ignorar. La forma en que había gritado a Sienna... no fue por el mero hecho de estar involucrada en los asuntos de Black. Fue porque vio, aunque fuera por un instante, cómo sus palabras la habían herido.
Sus ojos lo delataron. Sienna era fuerte, de eso no había duda, pero la forma en que bajó la mirada, esa pequeña sombra de dolor que cruzó su rostro, no había pasado desapercibida para él. Y eso lo había molestado más de lo que quería admitir. ¿Por qué se sentía tan culpable? Él, que siempre había hecho lo necesario para mantener su autoridad y distancia.
Le costaba olvidar la mirada que ella le dio en ese momento. Recordaba cómo su severidad la había hecho sentir mal, y no pudo evitar el remordimiento. Algo profundo, escondido bajo su coraza de sarcasmo y desprecio, lo había traicionado ese día.
Pero no era solo ese momento. Sus pensamientos viajaron a las numerosas veces en que Sienna había entrado en su despacho, con la intención de enmendar las cosas entre ellos. Su valentía, su capacidad de enfrentar la incomodidad y buscar una resolución, algo que pocos harían. Admiraba en silencio ese coraje. A pesar de lo difícil que él podía ser, Sienna siempre volvía, siempre intentaba, con esa mezcla de nobleza y terquedad que comenzaba a fascinarle más de lo que estaba dispuesto a reconocer.
A cada visita, ella lo sorprendía más. Sus conversaciones eran un reto, pero también le traían una extraña sensación de alivio. Ella no lo temía como los demás. No del todo. Y, sobre todo, no lo despreciaba, aun cuando tenía razones para hacerlo. Con el tiempo, esos encuentros se habían vuelto una especie de alivio inesperado.
Entonces, sus pensamientos se detuvieron en aquel día, el más reciente. Sienna, luciendo tan diferente. Se veía... contenta. La forma en que sus ojos brillaban y su sonrisa iluminaba su rostro lo dejó sin palabras por unos segundos. Había algo tan natural en ella ese día, algo que lo desarmó por completo. Pero nada lo sorprendió más que aquel beso en la mejilla.
El toque ligero y cálido de sus labios había encendido algo en su interior, algo que no había sentido en mucho tiempo. Por un momento, el impulso fue casi incontrolable. Quiso tomarla del brazo, atraerla hacia él y besarla. Pero se detuvo. No porque no lo deseara, sino porque sabía que Sienna lo odiaría por ello. Rompería lo poco que había construido con ella, y eso era algo que no estaba dispuesto a perder.
Se recostó en su silla, cerrando los ojos. No podía negar que, a pesar de todos sus esfuerzos, algo había cambiado entre ellos. Algo que lo inquietaba y lo atraía al mismo tiempo. Y aunque sabía que debía mantener la distancia, no podía evitar esperar, con más ansias de las que debería, el próximo curso
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El sol se filtraba a través de las ventanas de la casa de Sienna, iluminando las maletas esparcidas por su habitación. Faltaban solo unos días para los Mundiales de Quidditch, y su emoción por asistir con los Weasley no dejaba de crecer. Con su varita flotando sobre la ropa, colocaba en la maleta todo lo necesario, mientras sonreía al pensar en Harry, Ron, Hermione y los divertidos momentos que compartirían.
De repente, un golpeteo suave en la ventana interrumpió sus pensamientos. Al girarse, vio una lechuza oscura, posada con elegancia en el alféizar. Con curiosidad, abrió la ventana y dejó que el ave entrara. El animal dejó caer un pergamino enrollado en su cama antes de alzar vuelo nuevamente, desapareciendo en el cielo.
Sienna se acercó a su cama y recogió el pergamino, reconociendo inmediatamente el estilo austero y preciso de la escritura en la primera línea. Al desatar el nudo que lo mantenía cerrado, desenrolló el mensaje:
Espero que el próximo curso retomes las clases de Defensa. Sería un desperdicio que una bruja con algo de cerebro no las tomara."
– S.S.
Sienna no pudo evitar sonreír. Era un mensaje corto y seco, característico de Severus Snape, pero la idea de que él consideraba importante que continuara sus clases la hizo sentir una chispa de orgullo. Además, ¿era eso un cumplido? Un suave rubor tiñó sus mejillas mientras releía las palabras, saboreando el momento.
Sin pensarlo demasiado, decidió responder. Buscó un pergamino y una pluma, y comenzó a escribir:
Profesor Snape
Gracias por su mensaje. Sería un placer continuar las lecciones de Defensa. Aprecio que haya pensado en ello. Espero verlo pronto.
– Sienna G.
Satisfecha con su respuesta, ató el pergamino y llamó a su lechuza, que salió disparada por la ventana hacia Hogwarts. Mientras veía a su lechuza perderse en el horizonte, no pudo evitar sentir un ligero cosquilleo en el estómago. La relación entre ellos estaba cambiando, aunque no sabía muy bien cómo. Pero una cosa estaba clara: ya esperaba el próximo curso con más ganas de lo que había imaginado.
Queridos lectores regrese, una disculpa por el tiempo en que no actualice pero lo importante es que volví y para compensar este tiempo les entrego un pequeño maratón de 6 capítulos. Cuídense mucho y besosss
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Secrets under the moon
FanfictionSienna, una joven bruja con un legado complicado, lucha por encontrar su lugar en un mundo donde su apellido pesa más de lo que quisiera. Su vida se complica aún más cuando empieza a desarrollar sentimientos hacia su profesor de pociones. A lo larg...