Capitulo 8

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Emma

-Emma, estás aquí?

-Eh? Si, estoy aquí, que pasa? – le contesté a mi amiga Ana.

-Segura? Ya es la segunda vez que te pierdes en el limbo hoy Emma – podía ver la cara de preocupación que tenía por mi – necesitas contarme algo? Te está pasando algo?.

La verdad si, me estaba pasando de todo, ya no sabía diferenciar la realidad de los sueños, y todo por culpa de ese supuesto don señor "yo sé la respuestas a todas tus preguntas", desde mi sueño de anoche no he podido dejar de darle vueltas al asunto, y eso me tiene muy inquieta y distraída.

-No, no me pasa nada, simplemente no he podido dormir mucho últimamente – por supuesto que no le iba a contar la verdad de lo que me pasaba, es mi mejor amiga y la quiero mucho, pero, esto que me está pasando es difícil de creer – pero tranquila, no es nada que no se pueda arreglar.

-Segura? – le asiento para que no se preocupe más – está bien, te creeré esta vez.

-Y Víctor? Lo has visto? – le preguntó para romper el ambiente que se estaba creando.

-Si, tuvo que retirarse por asuntos familiares – estuve a punto de pregubtarle si había pasado algo grave, pero como si adivinara mis intenciones se adelantó a decir – tranquila, me dijo que no era nada grave y que no nos preocupáramos.

-Gracias a dios, ya me iba a preocupar.

Después de unas cuantas horas de clases, ya me encontraba de camino a casa, o mejor dicho la biblioteca.

Mi reloj marcaba las cinco y media de la tarde, media hora antes de la cita que tenía con Aro para darle una respuesta, aunque, no tenía pensado asistir.

Mi plan era el siguiente, ir a la biblioteca que estaba cerca de donde vivo, quedarme ahí unas dos horas, leyendo, quizás, para así después llegar a mi casa sin necesidad de ir a la cita y verle la cara a Rosenheim.

Así de simple.

Qué malo podría pasar? Él no me va a esperar toda la noche hasta que llegue.

O si?.

No claro que no.

****

»Usted me enseñó lo insuficientes que eran mis pretensiones para halagar a una mujer que merece todos los halagos»

Hermosa cita de Darcy en orgullo y prejuicio, uno de los libros favoritos, otra de mis cosas favoritas era leer, más si son historias románticas, no mentiré, soy aficionada a ellos.

-Señorita, disculpe pero ha llegado la hora de cerrar la biblioteca – la señora Mila, la cual trabajaba en la biblioteca se me acerca.

-No se preocupe señora Mila, ya me iba – le respondo para recoger mis cosas – que tenga buenas noches señora Mila.

-Igual para ti mi niña – me despide con una tierna sonrisa.

Ahora viene la hora de la verdad Emma.

Nada malo pasará, me repetía esto por todo el camino, no sé si era para convencerme o simplemente porque me quería distraer.

Apresure mi paso en cuanto vi mi casa a unos cuantos metros, y no podía estar más feliz de lo que ya me encontraba, no había rastro de ningún chico perfecto con ojos grises esperando por mi llegada, que más podría pedir una simple mortal como yo.

-Hola ma – en cuanto entré a mi casa me dirigí a la cocina para saludar a mi mamá y mi tía que se encontraban cenando allí – hola tía.

-Cómo te fue en la biblioteca? – me presta mamá.

La realidad de soñarte a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora