La realidad de soñarte a ti

Capítulo 37

ARO ROSENHEIM

-Su majestad deberíamos actuar pronto, el clan de Ekon cada día es más fuerte, si no lo encontramos antes que él a nosotros podría ser muy malo para el reino – habló Sir Lake,, dejando en claro la situación en la que nos encontrábamos.

-Brend alguna noticia de nuestros infiltrados? – le pregunté al jefe de la guardia real.

-Ninguna su alteza – su respuesta no fue la mejor para mis oídos.

Desde el último ataque que mandó Ekon donde estaba Emma, me había encargado de infiltrar en su clan algunos guardias de la corona, pero desde entonces todavía no habíamos recibido noticia alguna, quería saber cuál eran los planes de Ekon, por qué si algo conocía muy bien, era que él siempre ataca cuando nadie se lo espera.

****

-Algo más que deba hacer Benedict? – le pregunté a mi asistente real.

-No su majestad, ya ha terminado todo por hoy.

-Perfecto, entonces puedes retirarte.

En cuanto Benedict salió de la oficina me dispuse mirar la hora que marcaba el reloj en mi muñeca, eran las once de la noche, la hora perfecta para relajarme.

Esta semana había sido muy estresante, tenían que resolver asuntos de la corona por lo que me mantenía muy ocupado y más cuando el evento de la redmoon cada día se acercaba más.

Necesita despejar mi mente un rato y nada mejor que ir al lugar al que me escabullía todas las noches.

La cima del castillo.

Salí de mi oficina para dirigirme al lugar en donde mis problemas desaparecían o bueno, al menos algunos.

Al llegar pude apreciar el brillo de la gran luna que se encontraba plasmada en la oscuridad de la noche, y un poco más cerca también divise la castaña cabellera de la chica que todas las noches escuchaba música mientras observaba las estrellas.

Y la verdad es que toda esta semana la observaba no porque fuera un pervertido que no tenía más nada que hacer en la vida, sino porque ella me generaba una gran curiosidad, después de la pequeña discusión en el pasillo, me había encargado de cumplir con mis palabras, le había extendido los horarios y también me había encargado de mandar al estúpido Conde fuera del castillo, y por motivos de la corona también a Elara, lo que hizo que Emma estuviera completamente sola toda esta semana.

Y siendo sincero era divertido escucharla insultarme todas las noches por mis acciones, pero era lo mejor, ella no entendía el peligro que corría en este castillo, además de que lidiar con su carácter no era para nada fácil.

Ella me parecía irritante, incluso habían veces en las que simplemente pensaba en encerrarla en alguno de los calabozos del castillo, pero de tan solo pensar en sus insultos y comportamientos ya me hacía doler la cabeza y los oídos.

Todas las noches que subía trataba de esconderme entre las sombras para que ella no me notara, y si que nunca me noto, siempre estaba sumergida en la luz que desprendían las estrellas o concentrada en algún que otro murciélago que pasaba por la zona, como en este momento.

Una pareja de murciélagos aparecieron de las sombras generando curiosidad en Emma, dejó sus audífonos en la pequeña mesita que se encontraba en su balcón y se levantó del sillón para ir hasta el barandal del mismo.

Sus pensamientos no los escuchaba para nada en este momento, algunas veces eran fáciles de escuchar pero otras veces su mente no me dejaba escuchar lo que pensaba, era como si me bloqueara de ella, y eso en verdad me mosletaba algunas veces.