Capitulo 25

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ARO ROSENHEIM

-¿Cómo carajos no pudieron protegerla de un solo vampiro? – grité molesto.

-Su alteza fue un descuido, no volverá a pasar – me respondió Eliot.

-Por supuesto que no volverá a pasar – les dije – tienen suerte de que no le pasó nada, porque sino no estuvieran aquí presentes ahora, largo.

-No tienes que ser así, ellos no sabían que esto pasaría – respondió Elara.

-Tú no hables – la señalé – si yo no hubiera llegado Emma estaría muerta – le dije furioso.

-Tampoco la agarres conmigo, esto nadie lo esperaba – dijo – además, cuando deje a Emma sola era porque ya había visualizado a otro vampiro e incluso te recuerdo, ahora mismo esta en uno de tus calabozos del castillo.

-Y tienes razón gracias a ti Ella sigue viva, pero ¿cómo es que sabías que era lo que estaba pasando si nadie te había avisado? – volvió a hablar Elara – nunca te quedaste en el castillo cierto?.

-Elara no tengo porque responderte.

-Claro que no tienes que hacerlo, tus acciones hablan por sí solas – lo dijo mientras caminaba por la habitación – sabes, cuando dijiste que había una profecía que detendrá la destruccion de nuestra especie, no lo creí, pero al ver cuán valiosa pieza es ella como para que el rey la proteja, entendí que decías la verdad – dijo mientras una sonrisa se formaba en sus labios.

-Dudar de tu rey se considera traición – le dije.

-Y mentir también, pero tranquilo, si tengo que pagar por mis actos te arrastraré conmigo para que tú también lo hagas – dijo riendo mientras se dirigía a la puerta – Emma me cae muy bien como para dejar que algo malo le pase, y si la dejé sola era porque sabía que estaría a salvo, o crees que no me di cuenta que siempre estuviste escondido en las sombras? – y dicho esto Elara desapareció por las puertas de mi oficina.

Maldita sea.

Y ahora que voy a hacer?.

EMMA SCOTT

Intenté abrir mis ojos pero los sentía pesados, mi cuerpo me dolía pero no tanto, ¿ya estábamos en el castillo? ¿Cuando habíamos llegado? La claridad que había en mi habitación me daba a saber que ya había caído la tarde.

Me había desmayado?.

-Señorita ya despertó – una mujer que había conocido como Elena quien era un poco baja, de piel muy pálida, ojos marrones y cabello castaño entró a la habitación – se siente bien? – me preguntó.

-Si, estoy bien – le respondí – Elena cómo es que llegué aquí? – le pregunté con la intension de saber.

-Su alteza la trajo después de que usted se desmallara hace dos días.

Dos días?.

Dos días llevo en esta cama?.

Pero tan fuerte me golpeó ese infeliz?.

Y otra cosa.

Aro Rosenheim , la alteza de los liliputienses me había traído personalmente hasta esta cama?.

Eso es de no creerse.

-Aquí tengo la cena señorita – dijo trayendo consigo una bandeja con comida en ella – debe tener hambre.

-Gracias Elena, y solo dime Emma no hay necesidad de tanta formalidad – le respondí a lo que ella me respondió con una sonrisa.

-Ah, de casualidad sabes si el rey está en su oficina? – le pregunté antes de que saliera de la habitación.

La realidad de soñarte a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora