Capítulo 39

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Ok, toda está bien.

Solo he dado unos pocos paso.

No pasa nada malo.

El bosque era inmenso, eso se notaba, pero yo solo exploraría unos pocos metros, no más.

El color verde de los árboles era hermoso, el aire se sentía muy limpio y las especies de aves que habían eran de gran diversidad y muy lindas, sin olvidar las flores que se encontraban en el, todo era hermoso.

En unos de los grandes árboles aprecié una hermosa mariposa monarca, era muy hermosa y sus aleteos se veían muy elegantes.

Lo único que espero es no encontrarme con una araña porque ahí si es verdad que me pierden.

En un momento estuve apunto de salir corriendo y trepar a uno de los árboles, pero el miedo había sido en vano, en unos de los arbustos que se estaban moviendo un poco, salió un pequeño conejo blanco.

¿Por qué siempre tiene que tratarse de un conejo?.

Era adorable.

En cuanto se dio cuenta de mi presencia se quedó quieto y empezó a mover sus orejas.

Yo era la intrusa.

Eso era seguro.

Pensé que se iba a ir, pero no fue así. Por un rato se quedó inmóvil haciendo ese raro movimiento donde con sus patitas empiezan a tocarse las orejas.

Pero que criaturita tan hermosa.

Cuando me acerqué un poco a él, empezo a saltar en el mismo sitio, por un momento me había asustado pensado que algo le pasaba, pero no era así, el conejo permaneció allí hasta que les juro por todos lo cielo que pude sentir que me quería decir algo, el conejo empezó a saltar a pasos cortos como para que yo lo siguiera. Y eso hice.

Ya sé que es una locura y que no debería hacerlo.

También se las locuras que le pasaron a Alicia por seguir al conejo blanco, pero, vamos es un adorable conejito blanco, además y si necesita mi ayuda?.

Empecé a seguir al pequeño conejo hasta que se paró en un pequeño hueco que pude ver que estaba tapado por un gran tronco de un árbol, el árbol se había caído.

Al acercarme un poco pude ver porque el conejo se encontraba desesperado, su familia se encontraba atrapada, su mamá y sus hermanos no podían salir, el tronco tapaba la mayor parte del hueco por lo que ellos estaban atrapados.

Tenía que hacer algo.

Por eso el conejo me había buscado.

Ha llegado la hora de hacer algo bueno en este mundo.

Intenté mover el tronco del árbol pero se me hacía imposible, era muy pesado, me puse a pensar un poco en cómo ayudarlos y se me ocurrió la idea de buscar algún palo más delgado para intentar moverlo aunque sea un poco, tercera ley de Newton, toda acción tiene una reacción.

Busque un palo que no se quebrara fácilmente y lo coloque debajo del tronco para ejerces fuerza y el así podría reaccionar levantándose un poco y rodando al lado contrario.

Y no les pienso mentir, en los primero intentos no había funcionado, para nada, pero después de reunir todas mis fuerzas pude lograrlo, poco a poco el gran tronco les dio paso a la familia del pequeño conejito, estos salieron rápidamente reuniéndose con el otro pequeño.

La escena era súper adorable, me recordó a mi familia, cuanto las extrañaba.

El pequeño conejo se acercó un poco, y me dirán que estoy loca pero les juro que me estaba agradeciendo, en menos de segundos los otros conejitos junto a la mamá se acercaron también y empezaron a mover sus orejitas como en forma de agradecimiento.

La realidad de soñarte a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora