Capítulo 34

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El gran salón se encontraba completamente lleno de vampiros muy bien vestidos con aspectos sacados de las mejores revistas del mundo, mentiría si dijera que en este salón no se encontraban la criaturas más bellas del mundo, porque sus rostros parecían tallados por los mismísimos dioses.

Se podían ver vampiros de todo tipo, rubios, morenos e incluso pelirrojos, tanto en hombres como en mujeres había una gran diversidad, pero ninguno llamaba tanto la atención como el rey del castillo, y no lo digo desde mi opinión sino de la atención de todos los vampiros de esta sala por el vampiro de ojos grises con traje azul oscuro al cual no le quitaban la vista de encima.

Por mi lado había tratado de no llamar la atención, me mantuve en las zonas menos concurridas de la sala, y al parecer la poción que Aro me había dado era un éxito total porque nadie se habia percatado de mi esencia humana, y la verdad era una maravilla, si algo me estresaba en este mundo, era lidiar con la personalidad narcisista y ególatra de los vampiro.

Pude observar a varios rostros conocidos, como el de Elara, la cual no paraba de estar pendiente de mi, junto a su pareja, Benedict que estaba cerca del señor amargado y por supuesto que también pude observar al ser menos importante de esta sala, Celine, alias la mazorca, vestía un chillón vestido fucsia, el cual era largo pero con un gran pronunciado escote en el pecho, adornado con múltiples diamantes en la cintura junto a su larga cabellera rubia y sus fríos ojos azules.

En fin parecía una Barbie, pero barata.

Y como si fuera poco, parecía una larva que por nada del mundo se le despegaba del "rey" si los observabas desde mi punto de vista parecían una rara parodia de Barbie y Ken, solo faltaba que ella dijera "Tú puedes ser lo que quieras ser" y que después todos se pusieran a bailar y cantar.

La verdad quedaría muy bien con esta escena, así tal vez se podría quitar este ambiente de amargura total, como se nota que no han ido a Latinoamérica, ellos no saben lo que es bailar hasta el feliz cumpleaños.

Que pena.

-Vaya, estuve a punto de pensar que ya eras uno de los nuestros, pero al ver tu gran semblante de felicidad me hizo entrar en razón – Cassian apareció en mi campo de visión con una gran sonrisa.

-Bueno, alguien aquí tenía que tener un buen semblante – le digo con una sonrisa.

-Te ves muy hermosa – dijo sin rodeos – aunque, es raro no sentir tu aroma que inspira querer sacar el castillo por la ventana.

-Gracias, tú también luces bien – le respondí amable – que te puedo decir, inspirar a las almas desamparadas es mi gran motivación – reímos de mi comentario.

-Sabes, se siente bien que ningún vampiro se acerque a mí por mi "esencia de humana".

-Si, debe sentirse bien, aunque en el caso de acercarse, creo que si no estuvieras en la parte más oculta del salón capaz no te despegarías a ningún vampiro de encima.

-No creo, además, si fuera por mi ya le estaría dando vida a esta fiesta que tiene más pinta de velorio, lo único que falta es que empiecen a repartir pan con café y créeme que si eso pasa, me pongo a rezar.

-Definitivamente tienes una personalidad única – dijo mientras no paraba de reír.

Cassian hoy se veía muy bien, lucía un traje verde esmeralda que hacía resaltase mucho más sus ojos verdes y su cabello dorado, haciéndolo parecer un príncipe de los cuentos de hadas, sin duda alguna se veía muy apuesto.

Cassian se merece un diez de diez.

-Ven, démosle un poco de vida a la fiesta – Cassian agarró mi mano y me llevo consigo hasta el centro del salón donde varios vampiros se encontraban bailando – ¿me concede esta pieza mi lady?.

La realidad de soñarte a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora