Abrí la puerta haciendo el mínimo ruido posible. Había llegado a duras penas a casa, y casi me había caído de la moto al recordar todo lo que había pasado anoche. Cerré la puerta mientras cerraba los ojos y me llevaba las manos a la sien, molesto por el continuo latido que sentía; parecía como si hubiese estado bebiendo los cócteles explosivos de mi tío Brandon durante horas, ya que me sentía como una auténtica mierda, tanto física como emocionalmente.
Caminé o más bien me arrastré hasta el salón, donde me sorprendí al ver a toda mi familia reunida... O más bien a casi toda, porque no veía a Nadia por ningún sitio. Mi corazón se contrajo por las lágrimas que quería expulsar, pero me negué a hacerlo delante de mi familia.
Mi mirada viajó por todos ellos con sorpresa. ¿Qué me había perdido?
Mis padres se levantaron al unísono al verme, mi padre con el ceño fruncido y mi madre con una mezcla de alivio y furia.
Pasando mi mirada por todos ellos, me di cuenta de que en sus rostros se reflejaban las mismas o distintas expresiones.Mi abuelo me miraba fijamente con aquellos ojos grises y yo me tensé al ver esa seriedad nada impropia de él brillando con enfado; mi abuela tenía los ojos cerrados y la mano en el pecho, como si le hubiesen quitado un peso de encima; mi tía me miraba con los brazos cruzados y una expresión muy parecida a la de mi padre y mi abuelo; y mi tío al ver las expresiones de los demás, me lanzó una mirada apenada que decía: "prepárate para la ira Grey."
Nos quedamos en silencio, todos contra mí, y me tensé. Lo único que rompió el silencio fue ver a mi prima pequeña saliendo de la cocina, con los ojos algo rojos.
–Alex... –susurró con un pequeño puchero, antes de correr hacia mí y abrazarme. Yo le devolví el abrazo completamente desconcertado–. Hemos estado muy preocupados por ti, primo...
A mí se me rompió el alma al ver a Triana llorando sobre mi hombro. Aquella niña se había convertido en una exótica adolescente de cabello negro y ojos verdes, bella como su madre e inteligente como su padre.
Todos los Grey nos turnábamos para protegerla de mirones, al igual que pronto empezaríamos a hacerlo con Nerea.De pronto, me di cuenta de que mi pequeña hermana no andaba cerca.
–Lo siento Tris –le dije sin saber muy bien por qué, besándole la mejilla– ¿Dónde está Nerea?
Y ahí, con esa simple pregunta, vi como la furia que mi madre había estado conteniendo se soltó.
–¡Nerea está con Kristina, Alex! –me gritó ella, furiosa y con lágrimas en los ojos– ¡Alguien tenía que cuidarla mientras te buscábamos por toda la maldita ciudad! ¿Dónde has estado?
Yo me sentí herido y apreté la mandíbula. Incluso después de todo lo que me había pasado con su nieta, aquella fuerte mujer alemana se encargaba de mi hermana. De pronto recordé a la pelirroja, y me frustré todavía más... Pagándolo finalmente con mi madre.
–No tengo diez años, mamá –le gruñí con la cabeza gacha. Sabía que lo que estaba diciendo estaba mal, pero todo lo demás me estaba superando, no podía aguantar que me regañasen cuando ya no tenía edad–. Soy mayor de edad, puedo salir el tiempo que quiera y no tengo que daros explicaciones –los miré y vi que tenían rostros de sorpresa, salvo mi abuelo que lo único que hacía era mirarme, como si me comprendiese. Cogiendo valor y mirándole, solté–: Aprecio que os preocupéis por mí, y en parte se que me protegéis tanto por lo que pasó con Alexia pero... Estoy cansado de que me vigileis.
Y con la imagen de mi llorosa madre, e impactada familia, fui a mi habitación y cerré con furia, sintiendo como mi pecho se apretaba.
Esto me estaba superando. Mi ruptura con Nadia, su inminente viaje, mi maldita resaca, el ni siquiera recordar lo que hice con aquella chica... O si al menos usé protección, y ahora esto: una pelea con toda mi familia. Gruñí y me senté en la cama, apoyando mis codos sobre mis rodillas y tapándome el rostro.
No supe cuanto tiempo estuve así, hasta que sentí como la puerta se abría y alguien entraba. Suponiendo que sería mi padre para reprocharme lo que le había dicho a mi madre, le dije con voz cansada y sin levantar la mirada:
–Lo siento papá.
Escuché una ronca risa y levanté la mirada para encontrarme a mi abuelo recostado sobre la puerta, con los brazos cruzados y mirándome fijamente.
–Eres igual que tu padre, Alexander –dijo con voz seria, pero con los ojos brillantes–. Y ciertamente, ambos sois como Anastasia. Impulsivos, actuáis sin pensar y tenéis una... Lengua viperina –sonrió levemente, como si recordase algo agradable. Caminó hasta mí y se sentó a mi lado; yo le miré sorprendido pues raras veces tenía ocasión de estar así con él –. Pero sin embargo, aunque tienes un gran parecido a tu abuela, también lo tienes conmigo... Y no sólo físicamente. Tuviste un recuerdo que manchó tu niñez, y también ocurrió algo en tu adolescencia –recordé lo que ocurrió con Josh en la cocina de Nadia y me tensé– que te hizo daño... Al igual que a mí.
Yo miré a mi abuelo con sorpresa de que estuviésemos hablando de su pasado... Para él era algo tabú, y me di cuenta de que no entró en detalles.
–Y por eso sé que hay algo que te ocurre y que no cuentas. Hay algo que te perturba. Cuéntamelo.
Yo me quedé mudo y miré sus profundos ojos grises que se habían vuelto un símbolo familiar, al igual que su cabello cobrizo. De pronto, sentí la necesidad de contárselo, él era mi abuelo, el que siempre estuvo ahí para mí...
Y ahora, ciertamente lo necesitaba con urgencia, pues iba a perder la razón y el corazón si Nadia cogía ese avión.
* * * * * * *
Miré como mi abuela se sentaba a la mesa con Nerea. Mi corazón se estrujó al oír como la hermana de Alex se reía... Como tantas veces le había visto reír con él.
Me senté en el sofá y miré el móvil. Le había mandado muchísimos mensajes a Alex, e incluso le había llamado varias veces con la esperanza de que me lo cogiese... Pero nada, su teléfono estaba apagado o fuera de cobertura.
Maldije mientras me pasaba las manos por el rostro. ¡Esto era un infierno! Incluso después de haberme dejado –por culpa de mis dudas–, todavía me preocupaba por él.
¡Y el muy idiota ni me cogía el teléfono! Furiosa, me juré que no volvería a intentar encontrarle, pero cuando el teléfono empezó a vibrar no pude evitarlo y lo cogí al instante.
– ¿Alex? –Pregunté esperanzada.
–Lo siento cariño, te llama tu amante femenina –dijo de pronto Sara con tono jocoso. Sonreí levemente– ¡Tengo que contarte algo! –Yo me mordí el labio al oír su tono feliz y suspiré, sabiendo que iba a soltar la noticia tras "el silencio de la tensión", como ella lo llamaba– ¡Me he acostado con Josh! Ayer, mientras él salía con Alex para tomar algo, me lo encontré y...
Mi boca se abrió al instante y me quedé en blanco, sin escuchar su discurso emocionado. Mi corazón se paró muerto de dolor. ¿Alex y Josh salieron a tomar algo? ¿El muy idiota se había ido a celebrar que ya no estábamos juntos?
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Nuestra historia continúa.
RomanceUna decisión que cambiaría mi vida; una decisión que sin duda lo haría. Mi futuro o mi corazón. Mi sueño o Él. Decidir, dejar y olvidar. Tres cosas que debía hacer, y en menos de dos meses. ¿Sería capaz Alexander de perdonarme? ¿Sería yo capaz de...