Un año y medio después...
Cerré los ojos y suspiré agradecida mientras mi mirada se arrastraba por la enorme sala de la celebración. La gente, vestida elegantemente, estaba feliz y contenta mientras hablaban los unos con los otros, e incluso algunos se atrevían a bailar en medio de la enorme sala.
De pronto, sentí su mano agarrando la mía y mi sonrisa aumentó todavía más. Mirándole fijamente, me enamoré de su rostro feliz y de su cuerpo enguantado en un hermoso traje. Recibiendo un lento beso de mi por fin esposo, nos reímos entre dientes cuando escuchamos varios aplausos de fondo. Desviando la mirada hasta mi mejor amiga, mi risa aumentó cuando la vi con el pequeño Niko en brazos y con Mark a su lado, con una pose relajada y una sonrisa.
–Ya era hora, Grey –le espetó Mark con burla a su mejor amigo, acercándose y dándole un rápido abrazo– ¿Quién nos iba a decir a nosotros que acabaríamos junto a estas dos? Que bajo hemos caído...
Ambos se empezaron a reír con fuerza mientras una clara indignación se marcaba en nuestros rostros. Sara y yo nos les fulminamos con la mirada mientras inconscientemente nos íbamos acercando la una a la otra.
–Mira hijo, esta noche tu padre dormirá en el sofá–me eché a reír mientras Sara hablaba con una enorme sonrisa a su pequeño y precioso hijo. Acariciándole la suave mejilla al bebé de ojos azul celeste y pelo castaño, miré de reojo a Alex mientras lo hacía y el corazón empezó a latirme con rapidez.
–Y tu tío Alex con él –añadí con una pequeña carcajada, mientras el bebé se reía y Alex ponía una clara cara de estupefacción.
Alcé una ceja cuando él abrió la boca para responderme, cuando se escuchó una profunda carcajada masculina. Seguidamente, sentí unos brazos rodeándome la cintura y me giré asustada mientras gritaba; segundos después, estaba girando en el aire mientras el rostro de Edwin se reía por mis gritos.
Al tocar el suelo, me lancé a sus brazos y le abracé con fuerza mientras le agradecía al oído que hubiese venido. Entre la ceremonia y las fotos, no había tenido tiempo para saludarle.
–Muchas gracias por venir, Ed –le dije, dándole un beso en la mejilla. Escuché como Alex se aclaraba la garganta detrás de nosotros, y Ed y yo soltamos una pequeña carcajada mientras nos soltábamos del abrazo.
Acercándome a mi recién conseguido marido, dejé que me envolviera con el brazo mientras Edwin le cogía la mano a Corinna, su novia. La chica sonrió algo avergonzada y me saludó tímidamente con un movimiento leve de mano... mientras era observada por un enamorado Edwin. Mi corazón latió con felicidad al verle con aquella chica que había conseguido que uno de mis mejores amigos volviera a ser el de siempre.
–Corinna, te presento a Sara, Mark y su pequeño y adorable bebé Nikolas –les señaló a la vez que los nombraba y la saludaban. La eléctrica mirada de Edwin cayó sobre mí y sonrió de nuevo–. Y a ellos ya los conoces.
La saludamos y agradecimos su felicitación, y el silencio se hizo presente mientras nos mirábamos los unos a los otros recordando todos lo momentos que habíamos pasado juntos y lo unidos que habíamos acabado. Incluso Alex y Edwin habían conseguido llegar a una sana amistad... Siempre y cuando no me abrazara demasiado. Me eché a reír al pensarlo, rompiendo el silencio, y todos me miraron interrogantes.
–Sólo pensaba en todo lo que nos ha pasado –reconocí mientras sentía a Alex abrazándome más fuerte por la espalda. Bajando la mirada a nuestras manos unidas, sonreí al ver nuestros anillos refulgir bajo la luz de los focos–. Me alegra saber que aún así hemos seguido juntos... Incluso con nuevos integrantes en el grupo –bromeé mientras miraba a Niko y a Corinna, y todos sonrieron. Edwin abrazó a su novia, y Mark le imitó mientras acariciaba la cabeza de su bebé; inconscientemente, apreté mi vientre con disimulo y me sonrojé al ver los ojos de Sara y Edwin brillar con intención. Mi garganta se apretó por el nerviosismo, pero no me eché para atrás– y que... puede que dentro de unos meses, sea uno más.
El silencio reinó de nuevo pero esta vez tenía un matiz distinto; la sorpresa bailaba en el aire y aunque no podía ver el rostro de Alex, estaba segura de que estaba en una especie de shock. Mi corazón latió con fuerza cuando noté su voz revolviendo mi pelo.
–¿Qué? –susurró, conmocionado.
Girándome y dándole la espalda a los demás –que estaba segura de que se acababan de alejar de nosotros para darnos intimidad–, miré dentro de sus profundos ojos azules y vi la confusión y una enorme alegría. Ese último sentimiento me hizo sonreír con nerviosismo.
–Hace un par de semanas que no... Es decir, me he hecho varias pruebas y todas dan positivo. Lamento no... –intenté terminar mi frase lo más rápidamente posible, pero su boca se interpuso en mi camino.
Devolviéndole el beso casi al instante, quise echarme a reír de alivio cuando supe que no iba a tomárselo de mala manera. No había sabido como contárselo, no después de lo que había ocurrido con Isabella.
–Vamos al médico, necesito saber que estáis bien –dijo seriamente cuando nuestras bocas se separaron. Su ceño estaba fruncido y su rostro estaba tan serio, que tuve que contenerme para no echarme a reír a carcajadas.
– ¿Ahora? –mi voz tembló por la risa mientras él volvía a abrazarme contra su pecho–. No creo que esté muy dispuesto a atenderme, Alex.
Su rostro se contrajo en una mueca molesta cuando no pude contener una pequeña carcajada. A pesar de que estaba muriéndome de amor por su actitud tan protectora, debía de hacerle razonar. Podíamos esperar un día... Realmente, podría esperar el tiempo que fuera.
–Nadia, tienes que...
Yo negué con la cabeza y le besé de nuevo rápidamente, interrumpiéndole.
–Estoy bien, Alex, tranquilo –le dije con una sonrisa feliz. Sonrojándome un poco, me acaricié el vientre con las yemas de los dedos y casi me eché a llorar cuando su mirada siguió fijamente el recorrido de mi mano–. Ambos... ambos estamos bien.
Un gemido se escapó de sus labios, y me pegó a él. Hundiendo su rostro en mi cuello, noté como su cuerpo temblaba levemente cuando dijo con voz ronca:
–Te amo, Nadia –susurró él, con la voz rebosante de emoción–. A ti y... a nuestro bebé. Haré lo que sea por vosotros, para siempre.
Jadeé con el llanto imposible de parar y me agarré a él con fuerza mientras le respondía entre temblores:
–Te amo, Alexander... para siempre.
¡BUENO, AHORA SÍ QUE SÍ! >u< ¡Nuestra historia continúa está por fin acabada! (Que irónico, ¿eh?)
Jejejeje. Muchas gracias por leer :) (votar, comentar, etc) ¡Muchos besos y... Hasta la próxima!
P.D.: En pocos días subiré una nueva historia (no tiene nada que ver con esta) pero si os interesa, pasaos por ahí :) ¡Muchas gracias, de nuevo!
ESTÁS LEYENDO
Nuestra historia continúa.
RomanceUna decisión que cambiaría mi vida; una decisión que sin duda lo haría. Mi futuro o mi corazón. Mi sueño o Él. Decidir, dejar y olvidar. Tres cosas que debía hacer, y en menos de dos meses. ¿Sería capaz Alexander de perdonarme? ¿Sería yo capaz de...