28. Hogwarts

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—Sí, ese chico se lo buscó —asintió James con una sonrisa y se sentó en el asiento vacío estirando su cuerpo lo más que pudo

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Sí, ese chico se lo buscó —asintió James con una sonrisa y se sentó en el asiento vacío estirando su cuerpo lo más que pudo. Sirius lo imitó.

—Si quedamos en Slytherin seguro tendremos que aguantarlo —comentó el Black con una mueca.

—¡No lo digas! Podrías manifestarlo, aunque la otra vez conocí a un chico de segundo año que está en Gryffindor y me dijo que el sombrero seleccionador puede aceptar tus deseos. Así que si no quieres ir a Slytherin, el sombrero lo tendrá en cuenta.

—Esperemos que sea cierto —Sirius no sonó muy convincente y James lo notó.

—¿Será un gran deshonor para tu familia si no terminas en Slytherin?

—Sí... cualquiera que esté en desacuerdo con el concepto de pureza de sangre será enormemente despreciado por todos los Black y a mi madre no le parecerá nada gracioso si rompo con la tradición de quedar siempre allí —la expresión de Sirius se puso fea.

Escuchar eso le recordó a James su situación en su vida pasada. Tanto en una de las familias más ricas y respetadas del mundo como con una madre estricta.

Pero Sirius parecía mucho más rebelde que él, mostrando abiertamente que estaba en contra de los ideales de su familia.

—¿Y qué importa la tradición? Tú debes vivir como quieras —animó, aunque sonó un poco hipócrita, pues en su vida anterior siguió las instrucciones de su familia al pie de la letra.

—Es más fácil decirlo que hacerlo —dijo Sirius sin mucho entusiasmo.

—No debe ser tan malo, de los muchos miembros de tu familia debe haber uno o dos como tú, ¿no es así?.

—Bueno, tienes razón en eso. Mi tío Alphard no le da mucha importancia a la pureza de sangre y es el único miembro de la familia con el que me llevo bien. ¡Ah! También está mi prima Andrómeda, que no respeta en absoluto la pureza y tambien me agrada —el niño se mostró más animado.

—¿Lo ves? Sólo tienes que ser de su grupo —comentó James con una sonrisa.

—Así es, ¡al diablo con la tradición! —una sonrisa apareció de nuevo en el rostro de Sirius.

Mientras hablaban, el tren ya había salido de Londres y ahora atravesaba campos llenos de vacas y ovejas.

Juntos comieron los dulces que ambos habían comprado y conversaron alegremente, burlándose de los Slytherin y sus ideales.

Entonces empezaron a hablar de quidditch. Sirius no era tan fanático como James, pero podía mantener la conversación interesante. Nadie más entró en el compartimiento, pero a James no le importó.

Se llevaba muy bien con Sirius.

★★★

Pasó el tiempo y James miró por la ventana. Estaba oscureciendo.

También pudo ver montañas y bosques bajo un cielo violeta intenso.

Cuando el tren parecía disminuir la velocidad se quitó el abrigo y se puso su larga túnica negra, se habia olvidado ponérsela antes.

Una voz resonó en el tren.

—Llegaremos a Hogwarts en cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje y sus lechuzas en el tren, los recibirán en la escuela.

El estómago de James se retorcía de nervios, no fue buena idea comer tanto.

Sirius, aunque parecía tranquilo, por dentro también estaba nervioso. Ambos se levantaron y salieron del compartimento uniéndose con al resto del grupo que se agolpaba en el pasillo.

El tren disminuyó mas la velocidad hasta que finalmente se detuvo.

Al salir, sintieron mucho frío. De repente, apareció una lámpara que se movía sobre las cabezas de los estudiantes y escuchó una voz—. ¡Primer año! ¡Primer año por aquí!

James podía ver a un hombre gigantesco. Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba salvaje, pero se podían ver sus ojos, brillando como escarabajos negros, debajo de todo ese pelaje.

Es Hagrid... el guardabosques de Hogwarts pensó James, mirando al hombre gigante.

En unos capítulos más de la novela de Harry Potter, Hagrid aparece y va a buscar a Harry (su futuro hijo, por extraño que suene) para hacerle saber que es un mago y contarle sobre su pasado.

Él fue la primera persona que le contó a Harry sobre sus padres y que murieron a manos de Voldemort.

—Vengan, síganme todos ¿Hay más alumnos de primer año? ¡Cuidado por dónde pisan! ¡Síganme, alumnos de primer año! —exclamó Hagrid.

Fue una sensación extraña ver a un personaje que conocías de un libro frente a ti.

James y Sirius comenzaron a seguir a Hagrid en silencio por lo que parecía un camino estrecho y empinado.

Nadie decía mucho, lo que demostraba lo nerviosos que estaban todos. A lo sumo se escuchaban susurros mientras James intentaba buscar a Emily ya que no la había visto hasta el momento, pero le fue imposible debido a la oscuridad y la cantidad de nuevos estudiantes que había allí.

—¡En un segundo verán por primera vez Hogwarts!

Justo al doblar la esquina, se produjo un fuerte alboroto, en su mayoría estudiantes de primer año, entusiasmados por la magnífica vista.

El estrecho sendero se abrió de repente hasta el borde de un gran lago negro.

En la cima de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando en el cielo estrellado, había un enorme castillo con muchas torres y atalayas.

James no podía creer su tamaño, era gigantesco.

El palacio Rothschild no era ni la cuarta parte de eso. Sus padres le habían hablado de Hogwarts, pero verlo con sus propios ojos era diferente.

—¡No más de cuatro personas por bote! —Hagrid señaló una flota de pequeñas embarcaciones, posicionadas en el agua justo frente a la orilla.

James y Sirius subieron a uno de los botes, seguidos por otros dos chicos que no conocían.

La pequeña flota se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago que era tan liso como el cristal. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se alzaba ante ellos mientras se acercaban cada vez más al acantilado en el que se encontraba.

Cuando ya estaban muy cerca, avanzaron por un túnel oscuro, que parecía conducirlos justo debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo .

Luego bajaron de los botes y ascendieron por un pasadizo de rocas, siguiendo la lámpara de Hagrid, finalmente atravesaron un patio de césped suave y húmedo.

Subieron unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta de roble.

James pudo notar una cabeza familiar a lo lejos, seguramente era Emily, lo malo era que no podía llamarla, ya que estaba lejos y sería muy difícil llegar hasta ella.

Tendré tiempo de hablarle más tarde

Hagrid levantó su puño gigantesco y golpeó tres veces la puerta del castillo.

Yo soy James Potter [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora