Edward es considerado el heredero más prometedor de la casa Rothschild, una dinastía europea muy poderosa; sin embargo, muere a la temprana edad de 15 años mientras salva la vida de un niño. Para muchos, sería una desgracia encontrarse con un destin...
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James todavía tenía tiempo antes de reunirse con Sirius y su tío, por lo que aprovechó para comprar los libros necesarios del segundo año, aunque algunos seguian siendo los mismos y llevaría su antigua copia.
Habían nuevos como:
-El libro estándar de hechizos, grado 2.
James ya lo estudió en casa, pero compraría uno. El otro era de su padre y estaba roto.
-Una guía sobre la brujería medieval.
Supone que este libro será para Historia de la Magia, complementando el libro del año pasado.
-Teoría mágica defensiva escrita por Wilbert Slinkhard.
-Defensa de las Artes Oscuras: Fundamentos para principiantes, escrito y publicado por el Ministerio.
James frunció el ceño al leer el nombre del autor del libro de Teoría mágica. Después de pasar mucho tiempo en la biblioteca de Hogwarts lo conocía y podía decir que este libro era una completa basura pacifista.
Además, el libro de defensa dice que esta hecho por el ministerio.
Todos en el mundo mágico saben que no es bueno algo hecho por el Ministerio, excepto claro, el propio Ministerio.
No hay forma que la profesora Antennae nos haga estudiar esta basura
Apesar de su severidad, la profesora Antennae enseñaba cosas muy valiosas al momento de luchar, lo que lo llevó a considerarla una gran profesora.
James, mientras compraba los libros recordó un rumor que circulaba en Hogwarts desde hace años, uno que Frank le había contado una vez.
—Dicen que ningún profesor permanece más de un año sin sufrir algo que lo lleve a renunciar y lo puedo confirmar, el año pasado ocurrió lo mismo.
Sería muy irónico que DCAO estuviera maldita cuando se supone que es para enseñar a defenderse de maldiciones.
No puede ser verdad... ¿verdad?
Faltando apenas 15 minutos para la hora acordada. Luego de salir de la tienda James se encontró con sus padres trayendo consigo su maleta y mochila.
—¿Cómo te fue? —preguntaron al unísono, como si ansiaran una respuesta en específico.
James los miró confundido—. ¿Bien? Logramos llegar a un acuerdo.
—¿Pero que dijeron? ¿Como fue? —insistió su padre.
Poniendo los ojos en blanco, James comenzó a contarles detalle a detalle su conversación y por alguna rara razón preguntaban como se sintió, a lo que el contestaba que feliz porque el helado estaba bueno, causando que la pareja suspirara como si no entendiera a lo que se referían.