Edward es considerado el heredero más prometedor de la casa Rothschild, una dinastía europea muy poderosa; sin embargo, muere a la temprana edad de 15 años mientras salva la vida de un niño. Para muchos, sería una desgracia encontrarse con un destin...
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Sin perder más tiempo el grupo comenzó a caminar por los terrenos de Hogwarts. Primero pasaron por los invernaderos, luego por el enorme jardín, vieron a lo lejos el bosque prohibido y finalmente se acercaron a la pequeña cabaña de madera rodeada a arbustos y calabazas.
—¿E-es una buena idea? —preguntó Peter que fue el primero en notar una ballesta colgando en la puerta de entrada, estaba oxidada y con algo de sangre.
A los ojos de muchos estudiantes, Hagrid era alguien muy aterrador, ya que tenía un aspecto un tanto bárbaro y medía casi tres metros de altura. Sin embargo, James sabía que era una persona de buen corazón.
—No te preocupes, tengo la sensación de que Hagrid es una buena persona —James se acercó a golpear la puerta dos veces.
En cuanto golpeó la puerta, oyeron arañazos frenéticos y varios ladridos.
Entonces se oyó una voz ronca—. ¡Abajo, Fang, abajo!
La gran cara peluda de Hagrid apareció cuando la puerta fue abierta—. ¿Mm? ¿Estudiantes de primer año? —el semigigante miró al grupo de niños con duda y confusión.
Ha sido guardián de Hogwarts desde hace mucho y esta era la primera vez que cinco jóvenes estudiantes llamaban a la puerta de su casa.
—Hola Hagrid, somos de primero, yo soy James Potter, el es.. —James fue presentando a sus amigos.
—Un placer conocerlos chicos, ¿qué necesitan? —preguntó Hagrid, a quien le había caído bien James por lo respetuoso que sonaba.
—Hemos oído muchos rumores sobre el bosque prohibido y las asombrosas criaturas que habitan allí y ya que usted es el guardabosques pensamos que tendría muchas historias interesantes que contar.
James había practicado este discurso para intentar caerle bien a Hagrid.
De esta manera entrarían en confianza y más tarde le pediría los botes, aunque también le interesaba mucho el tema de las criaturas en el bosque prohibido.
La expresión de Hagrid cambió a una de sorpresa ante tal petición.
—Si no tiene tiempo lo entendemos —dijo rápidamente James cuando no escuchó respuesta del hombre.
—¡Oh, no, no es eso! Solo me sorprendió que alguien me pidiera que le contara historias, no es algo común —Hagrid vio al grupo gratamente sorprendido, era agradable saber que había chicos en Hogwarts que estaban interesados en su trabajo—. Sean bienvenidos, ¡Fang detente! —añadió mientras luchaba por sujetar por el collar a su enorme perro.
Los Merodeadores entraron y observaron con curiosidad el interior de la cabaña, había sólo una habitación, del techo colgaban jamones y carnes, una tetera de cobre hervía sobre el fuego y en un rincón había una enorme cama con una manta hecha con retazos de piel.