75. Cartas misteriosas

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En cuestión de minutos se armó una fiesta improvisada en la sala común de Gryffindor, con niños corriendo de un lado a otro y adolescentes bailando y haciendo cosas de adolescentes que claramente James no entendió

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En cuestión de minutos se armó una fiesta improvisada en la sala común de Gryffindor, con niños corriendo de un lado a otro y adolescentes bailando y haciendo cosas de adolescentes que claramente James no entendió. No porque antes no fue uno, si no que nunca hizo cosas que se supone debía de hacer con esa edad.

Los estudiantes que estaban estudiando en silencio tuvieron que marcharse a regañadientes por todo el alboroto que se armó.

Gideon y Fabian llegaron un poco más tarde, en un momento de su camino a la sala común desaparecieron pero no les prestó mucha atención al saber como eran.

—¡Toma James! Te lo ganaste de manera justa —Gideon le lanzó una pequeña bolsa que tintineaba.

Al abrirla, una luz dorada lo cegó, había una gran cantidad de dinero.

Fabián dejó de beber su gran tarro de cerveza de mantequilla—. Joven Potter, acaba de ganar 100 brillantes galeones, ni uno más, ni uno menos.

—¿Cómo estaban tan seguros que yo ganaría?.

Los Merodeadores sabían de sus habilidades, pero los demás no tenían ese conocimiento.

—Una persona nos dió la información —Gideon le guiñó un ojo a Sirius y James lo vió con los ojos entrecerrados.

—No me mires así, gracias a esto muchos de Slytherin perdieron dinero —Sirius se apresuró a justificar—. Hasta Toby apostó.

—Eso es cierto..

James giró a ver a Toby con sorpresa, aunque luego de pensarlo si tenía sentido. Después de todo, él es miembro de los Merodeadores.

—Yo también —revelaron Remus y Peter al mismo tiempo.

Puedo que a Remus al principio le pareció incorrecto pero entendió que sería una tontería no hacerlo cuando sabía que la victoria de James estaba asegurada.

La fiesta repentina terminó después de una hora y las personas que habían decidido confiar en Sirius y apostar por James estaban extremadamente felices de triplicar o cuadriplicar su dinero.

James también estuvo feliz de recibir 100 galeones gratis y de aliviar su ira contra Rabastan.

Y hay que ser claros, a James no le importa que se burlen de él o que lo llamen traidor de sangre. Ese era un término que no le afectaba en absoluto e incluso se podría decir que de alguna forma lo aceptaba, ya que prefería ser un traidor que un supremacista que ve a muggles como animales.

Lo que no iba tolerar era que se burlaran abiertamente de su familia y mucho menos de su madre.

Con solo ver lo enorme que era la carta supo que había pasado mucho tiempo escribiéndola y al final, la mayoría de toda la población de Hogwarts acabó por burlarse.

—Nadie sabía que podías actuar así —Remus se sentó a su lado, llamando su atención.

Un poco más lejos estaban Sirius, Peter y Toby que se entretenían jugando snap explosivo con otros chicos mayores.

Yo soy James Potter [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora