CAPÍTULO 43

395 34 0
                                    

Penélope

Se le estaba haciendo muy difícil concentrarse en clase cuando lo único que podía hacer era pensar en Anthony. Tampoco ayudaba que su teléfono no dejaba de vibrar en su bolsillo cada pocos minutos. Últimamente parecía que la sonrisa en su rostro se había vuelto permanente. Por supuesto, Penélope no se quejaba, era simplemente una observación.

Esto era felicidad y esto era amor.

Sus dedos se llenaron de cosquillas al intentar alcanzar su teléfono, pero se quedó quieta, con la cara hacia adelante, aunque su mente se posó en Anthony. No entendía cómo había sido capaz de dejarlo en la cama esa mañana.

Era hermoso, oh, tan hermoso, especialmente cuando estaba acostado en la cama con la manta cubriendo solo su miembro viril, con un brazo sobre y debajo de su cabeza. Algunas mañanas ella lograba levantarse de la cama sin despertarlo. Otras veces apenas tenía tiempo para escapar, y él la observaba cambiarse con esa sonrisa diabólica suya. Y las otras veces, bueno, se divertían un poco antes de que ella tuviera que correr literalmente a clase.

La vida era maravillosa.

No pudo contenerse más y tomó su teléfono. La esperaban cinco mensajes.

La primera justo después de irse a la escuela.

Anthony : Vuelve a la cama.

El segundo y tercer texto sobre el momento en que llegó a clase.

Anthony: Te extraño

Anthony: ¿Llegaste a tiempo esta mañana?

El cuarto, a los veinte minutos de clase aproximadamente.

Anthony: No puedo concentrarme, te extraño.

Y el último había sido entregado hacía dos minutos.

Anthony: Te voy a atar a mi cama para que nunca puedas salir...

La sonrisa que nunca parecía desvanecerse ahora se hizo más grande, como si fuera posible. Penélope se mordió el labio tratando de evitar que su sonrisa creciera más allá de sus orejas.

Penélope: ¿Eso es una amenaza o una promesa?

Casi instantáneamente aparecieron las tres burbujas en la parte inferior de la pantalla.

Anthony: Ambos.

Penélope: Suena como un momento divertido...

Anthony: Te voy a buscar ahora.

Penélope: No puedes.

Anthony: Puedo y lo haré.

Penélope: No, yo tengo clase y tú tienes una reunión que empieza en treinta minutos.

Anthony: Eres mía y harás lo que yo diga.

Penélope: Eres gracioso.

Anthony: ¿Lo soy?

Penélope empezó a reírse, pero pronto dejó de recordar dónde estaba. Por muy erótico que fuera Anthony en el dormitorio, fuera de él la hacía reír y latir en las partes más íntimas de su cuerpo.

Penélope: Todo tuyo, pero ahora mismo, señor Bridgerton, estoy intentando graduarme. Nos vemos esta noche.

Anthony: ¿Es eso una amenaza o una promesa?

El Bridgerton equivocado  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora