ADELANTO

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adelanto del capítulo final...

Los finales felices nunca existen realmente. Al menos no en el sentido de que después de un momento mágico todo lo que sigue es un camino...
El mundo no se detiene de repente, sigue adelante contigo o sin ti. Esa es la belleza de la vida, tiene giros, vueltas y altibajos. 

En los recuerdos que conservamos y atesoramos hasta nuestro último aliento. Los finales felices ocurren... ocurre en los pequeños momentos compartidos con amor, existe dentro de los momentos que quedan impresos en nuestra memoria.

Anthony se agacha para levantar a su hijo de dos años del piso donde está jugando y coloca objetos de distintas formas en una caja. —Vamos, amigo, solo somos tú y yo", dice mientras se desliza por su hombro la mochila que lleva con todas las cosas de su hijo. 

—¿Seguro que estarás bien? Estoy segura de que puedo encontrar una niñera que te ayude, alguien en quien confiemos.

Anthony besa la mejilla de su hijo, las palabras de Penélope vibran en su mente, "no hay niñeras". Se despide "no te preocupes, puedo cuidar de mi hijo". 

Anthony reacomodó a su hijo en su brazo mientras buscaba el asiento de seguridad para niños al que seguro Penélope aprobaría... Habían pasado años desde que había tenido que poner un asiento de seguridad en alguno de sus autos...

—De nada, muchacho —dijo, sin duda, el hijo de Penélope, siempre con la nariz metida en un libro...

Cuando el corazón de Penélope dejó de latir, sintió que una parte de él se había ido con ella. El bebé lloraba como si supiera que en esa habitación habían perdido una parte de ellos. Con lágrimas en los ojos, tomó a su hijo  en sus brazos y su llanto se atenuó. 

Anthony toma su pequeña mano, "Hola hijo, soy papá", sus palabras se ahogan en lágrimas. Con el más mínimo movimiento, su hijo envuelve sus pequeños dedos alrededor de su dedo índice y lo hace llorar. "Vamos a estar bien", llora sobre su pecho. 
dale

—Mamá— Su hijo señala una foto de la princesa Mérida en su libro. 

—Se parece a mamá, ¿verdad? 

—Síp—dice haciendo sonar la P—, la extraño...

—Yo también la extraño, hijo.

El Bridgerton equivocado  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora