El Bridgerton equivocado ✔️

CAPÍTULO 44

Anthony

Anthony hizo todo lo posible por descargar su frustración en el trozo de carne que tenía delante mientras Penélope se reía y reía un par de asientos más allá. No estaba enojado porque ella se estuviera riendo y riendo, era quién la estaba haciendo reír tan fuerte lo que le retorcía el estómago. No había sido una sorpresa para él cuando Penélope fue a ocupar su asiento habitual junto a Eloise, pero luego recordó quién se sentaba a su lado cada vez que ella había estado allí. Colin.

Es curioso que hace poco más de un año no le hubiera importado mucho, diablos, apenas se daba cuenta cuando ella estaba de visita. Era tan común verla entre sus hermanos, Penélope había sido parte de la familia durante años antes de que él se enamorara de ella.

Pronto ella se llamaría Bridgerton.

La convertiría en su esposa. Ese solo pensamiento parecía aliviar la tensión en su pecho, pero no lo suficiente como para hacerla desaparecer por completo. Anthony todavía gruñía y resoplaba para sí mismo cada vez que ella echaba la cabeza hacia atrás y se reía.

Penélope estaba indudablemente feliz. Su sonrisa había sido amplia y contagiosa en su rostro mientras le contaba sobre la visita inesperada de Colin. Él había estado agradecido por su sonrisa porque no habría sabido sonreír de otra manera. Si bien ella tenía esperanzas, él todavía dudaba del estado mental de Colin.

Anthony tenía la sospecha de que su hermano sabía de él y Penélope o al menos estaba cerca de descubrirlo. Pero si Colin sabía de su relación, no lo mencionó. De cualquier manera quería esperar la oportunidad adecuada para decírselo, cada vez que estaban en la misma habitación se podía sentir la tensión en el aire y no era así como él quería que sucediera.

Colin parecía estar de mejor humor y si no fuera porque estaban celebrando el anuncio de sus gemelos, se lo habría dicho esta noche. Anthony lo habría llevado aparte en algún momento y habría tenido una charla con él, de hombre a hombre. Sería una conversación difícil. Él lo sabía, pero también sabía que amaba a Penélope y era justo que fuera él quien se lo dijera a su hermano.

—Sabías que eran amigos desde antes, por encima de todo lo demás —dice Benedict en un tono lo suficientemente bajo para que solo lo oiga—, así que por favor deja de sostener ese cuchillo como si estuvieras a punto de apuñalar a nuestro hermano pequeño.

Anthony dejó el cuchillo sin darse cuenta de la tensión en sus manos hasta que Benedict lo mencionó. Eran amigos, él sabía que eso no significaba que le gustara. Anthony miró alrededor de la mesa, todos tenían a alguien a quien querían sentado a su lado. Excepto, por supuesto, los más pequeños, pero incluso ellos parecían estar disfrutando de la pequeña burbuja en la que se encontraban.

Por primera vez esa noche, sonrió mientras Gregory le lanzaba un guisante a Hyacinth, quien en ese momento parecía muy intrigada por la nueva integrante de la familia, Sophie. Parecía estar interrogándola mientras Benedict parecía muy divertido, atento a cada una de sus respuestas.

Daphne se sentó junto a su buen amigo, también conocido como su actual esposo, Simon. El pobre Phillip hizo todo lo posible por seguir el ritmo de las bromas que Eloise y Colin parecían tener en ese momento, pero se rindió a mitad de camino. Simplemente observó a Eloise y Anthony supo entonces que Phillip sería un buen esposo para su hermana.

Francesca había llegado de Escocia la noche anterior con su novio John, tan perfecto, justo a tiempo para la boda de Colin, que se celebraría el sábado siguiente. John era un buen chico, pero aún eran jóvenes y a él no le gustaba el hecho de que su hermana pequeña lo hubiera seguido fuera del país. Pero al final del día, Francesca había demostrado ser una joven con la cabeza bien puesta sobre los hombros y eso parecía aliviar sus preocupaciones, aunque fuera un poco. Si hubiera sido Eloise, estaba seguro de que Escocia la habría devuelto.