Anthony
Apenas había dormido la noche anterior por miedo a que desapareciera cuando llegara la mañana. En cambio, con el sol naciente la observó dormir, acariciando el contorno de su cuerpo presionado contra el suyo. Pasó un dedo por la forma de sus hombros y recorrió el camino hacia abajo desde el centro de su espalda hasta su rostro, donde las lágrimas habían corrido por su rostro la noche anterior.
Penélope había crecido en su corazón como una enredadera en una pared. Lenta, constante y silenciosamente, hasta que su corazón latió al ritmo de su nombre. Ahora que la tenía, no podía dejarla ir. No podía perderla.
Penélope, ya despierta, intentó convencerlo de que todo era un sueño. Ella discutió con curiosidad, pero permaneció en su posición, recostada sobre su pecho, con los ojos clavados en los de él. Ambos seguían muy desnudos en la cama, pero ella no hizo ningún intento por irse.
"Te has vuelto loco y esto", movió los dedos señalando la habitación que la rodeaba, "es solo un sueño. Cuando cierre los ojos y los vuelva a abrir, despertaré en mi cama y esto habrá sido un sueño".
Anthony se rió entre dientes mientras pasaba los dedos por su espalda. "Ya has tenido sueños traviesos conmigo antes", bromea y se ríe cuando ella abre los ojos como platos.
"Habría sido un sueño muy bueno, pero no lo fue", dice apretando sus mejillas entre sus manos, haciendo que sus labios se fruncan perfectamente para el beso que le da en los labios.
Anthony era adicto a Penélope. A la melodía de su voz, a sus risas, gemidos, quejidos y gritos de éxtasis. Era adicto a la forma de su cuerpo, a cómo se sentía presionado contra el suyo, a cómo sus piernas se envolvían alrededor de sus caderas y exigían más de él. Era adicto al dulce aroma de su feminidad.
Él podría vivir en ella para siempre.
Penélope cierra los ojos y respira profundamente dos veces. Cuando los abre de nuevo, él está allí para encontrarse con su mirada una vez más "¿En qué mundo estamos tú y yo?".
—En la mía —gruñe Anthony, reclamando sus labios una vez más—. Ven a California conmigo —repite en un susurro.
"¿California?"
Anthony frotó su nariz contra la de ella. "Solo nosotros dos. Lejos de todo esto. Hace sol y calor, imagínate las vides y el vino".
"Esto es una locura"
"Sí", asintió, "increíblemente loco".
Penélope
A cuarenta mil pies sobre el suelo, Penélope no podía sentirse más cerca del cielo cuando Anthony la embistió, llevándola a otro clímax. Anthony la sostuvo inmovilizada sobre su regazo, jadeando en su nuca.
—No podemos —dijo Penélope, inhalando profundamente—, seguir —exhaló con fuerza— haciendo esto.
—Puedo —Anthony mordisqueó su oreja provocando que su cuerpo palpitara a su alrededor.
"La pastilla de después no es un caramelo, no puedo tomarla todos los días", argumentó ella bajándose el vestido de verano mientras se bajaba de él.
Anthony hizo lo mismo acomodando sus propios pantalones en su lugar, "Tendré condones disponibles en toda la casa cuando lleguemos", sonrió besándola una vez más.
Penélope sacudió la cabeza mientras salía del dormitorio. "Tengo trabajo que hacer", dijo mirándolo por encima del hombro.
"Es domingo".
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El Bridgerton equivocado ✔️
FanficSu corazón se rompió, pero sonrió, siempre lo hacía. Sin embargo, esa noche era diferente, Colin se iba a casar con Marina. Sus esperanzas y sueños se hicieron añicos a sus pies, Colin nunca sería suyo. Estúpida, en realidad, porque él solo estaba c...