First
Hundí las manos en los bolsillos del vaquero y chasqueé la lengua.
—¿Tienes un chupete?—¿Dulces, First? ¿A tu edad? —Aj, socio y camarero de Ruido, dibujó un mohín burlón.
—Es por el puto lío, que hoy lo tengo por las nubes.
—Tendrás que conformarte con un chicle de menta —ofreció desde el otro lado de la barra. Arranqué el plástico con los dientes y me lo metí en la boca.
—Gracias.
—¿Qué te trae por aquí tan pronto? —Dejó de pulir la superficie y se echó el trapo encima del hombro. Podría haberle hecho la misma pregunta, con la salvedad de que en mi caso no habría tenido ningún sentido.
Primero, porque era su bar y segundo, porque un efecto colateral irreversible de montar un negocio es que daba igual cuándo y cómo acabase la fiesta, a ti te tocaba pringar al día siguiente desde primera hora de la mañana para atender a los proveedores y asegurarte de que la maquinaria estaba lista para ponerla en marcha cuando diesen de nuevo las doce. ¿Qué justificaba mi presencia después de tocar la noche anterior hasta las mil? —Necesito pedirte un favor.
—¿Otro casting? Joder, a este paso los recordarán por ser el grupo que tuvo más solistas que canciones.
Encontrar al nuevo solista era urgente, ya no solo por las actuaciones en Ruido; también teníamos apalabrados con nuestro manager varios bolos en festivales a partir de la primera semana de junio, lo que nos daba un margen de dos irrisorios meses para tropezar con la voz perfecta, hacerla encajar en nuestro grupo y, lo más complicado, lograr mantenerlo por lo menos hasta que terminase el verano. En resumen, el abandono de Jack nos tenía con la soga al cuello. De ahí que estuviese recorriendo los pubs, discotecas y demás locales amigos para colocar carteles anunciando el casting mientras Namgan y Neo hacían lo propio en conservatorios y Jong lo intentaba en internet.
—Bien, amigo, pero intenten, yo qué sé, que a este le lleguemos a tomar cariño.
—Dependerá de la polla de Jong.
—Entonces están perdidos. Anda, ponlo. Nuestro tablón de anuncios es su tablón de anuncios. —Asentí agradecido e iba a darme la vuelta cuando recordé algo.
—¿Algún rastro de mi colgante?
—Nada.
—Si alguien lo trae... —Era un regalo de Gawin. Un regalo importante.
—Te aviso, pero no te hagas demasiadas ilusiones. Mi experiencia me dice que es más fácil que te caiga un rayo que una buena persona venga a devolverlo. —Le di la razón y me fui a colgar el cartel sin darme cuenta de que justo en ese momento la puerta del local se abría.
ESTÁS LEYENDO
La Noche que Paramos el Mundo
FanficKhaotung tenía la vida ordenada y segura que creía desear. Hasta que aquella noche que tenía que ser perfecta cayó el telón y todo voló por los aires. First vivía el presente. Despreocupado. Sin futuro. Con sus propias normas. Hasta que el solista d...