3: Pelotas voladoras

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EL CHICO MARAVILLA CAUTIVAA LOS ENTRENADORES DE LA ACADEMIA

El joven Ferit Korhan, de diecisiete años y nativo de Blackrock (Dublín) aunque actualmente reside en el condado de Ballylaggin (Cork), pasó su evaluación médica para asegurarse un puesto en la prestigiosa academia de rugby de Cork. Tras la lesión crónica que sufrió en la ingle al comienzo de la última temporada, los médicos han dado el visto bueno al regreso del joven. Este estudiante del Tommen College, que ha sido nombrado titular del estimado equipo juvenil, está preparado para ganar su decimoquinto partido internacional con la academia este fin de semana. Un centrocampista nato, ha llamado la atención de entrenadores de todo el mundo, incluidos los de clubes del Reino Unido y el hemisferio sur. Cuando se le pidió que comentara el vertiginoso ascenso del joven, el entrenador titular de la sub-20 de Irlanda, Liam Delaney, dijo: «Estamos emocionados con el nivel de los nuevos jugadores en todo el país. El futuro parece prometedor para el rugby irlandés». Respecto al joven de la escuela de Cork, en concreto, Delaney dijo: «Hemos seguido la pista a Korhan desde que jugaba en Dublín y hemos estado negociando con sus entrenadores durante los últimos dieciocho meses. Los técnicos de la sub-18 están impresionados. Seguimos con atención su progresión y estamos asombrados con la inteligencia y madurez innatas que exuda en la cancha. Sin duda, es un jugador que ha de tenerse en cuenta para cuando llegue a la mayoría de edad».

POV FERIT

Estaba agotado.

En serio, estaba tan cansado que me costaba mantener los ojos abiertos y centrarme en lo que estaba haciendo. Mi día infernal se estaba convirtiendo en una semana infernal, lo cual era toda una hazaña, teniendo en cuenta que solo era lunes.

Y todo porque había vuelto directamente al instituto, por no mencionar que entrenaba e iba al gimnasio seis tardes a la semana.

Para ser sincero, llevaba agotado desde el verano pasado, cuando regresé de la campaña internacional con los de la sub-18, donde jugué junto a los mejores de Europa, y entré directamente a un duro campamento de preparación de seis semanas de duración en Dublín.

Después de eso, tuve un descanso de diez días antes de regresar a clase y retomar mis compromisos con el club y la Academia.

También tenía hambre, lo que no le sienta nada bien a mi temperamento. No llevo bien lo de pasarme largas horas sin comer.

Mi estilo de vida y mi intenso régimen de entrenamiento requerían que espaciara las comidas regularmente.

Para mi cuerpo, lo ideal era comer cada dos horas cuando consumía una dieta de cuatro mil quinientas calorías diarias.

Si me quedaba con el estómago vacío más de cuatro horas, me convertía en un cabrón malhumorado y enfadado.

No es que me entusiasmara especialmente la montaña de pescado y verduras al vapor que me esperaba en el táper, pero estaba a dieta, maldita sea.

Trastocármela era una forma segura de despertar a la bestia hambrienta que hay en mí.

Llevábamos menos de media hora en el campo y ya había noqueado a tres de mis compañeros y había recibido un rapapolvo del entrenador en el proceso.

En mi defensa, cada placaje que les hice fue perfectamente legal, solo que un poco bruto. Pero a eso me refería, maldita sea.

Estaba demasiado irritado para contenerme lo más mínimo con niñitos que no se acercaban siquiera a mi nivel de juego.

«Niñitos» era la palabra apropiada en ese caso. Porque eso es lo que eran.

Yo jugaba con hombres.

binding 13Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin