POV FERIT
Desde que estaba en Tommen, me había sentado cada día exactamente en la misma mesa del comedor durante la hora de la comida.
Estaba cerca de la puerta y se trataba de una mesa para banquetes de nueve metros donde se apiñaban mis compañeros de equipo y las novias de algunos de ellos.
Siempre me sentaba al extremo, de espaldas a la pared, desde donde veía toda la sala y tenía una visión nítida de todo lo que sucedía a mi alrededor.
Me gustaba porque allí tenía espacio para respirar y las chicas no venían a manosearme y tocarme la espalda cada quince segundos.
Como siempre, Abi y Fuat se sentaban frente a mí y Akin, a mi derecha.
La diferencia ese día era que tanto Akin como Fuat estaban castigados, y Abi me estaba frunciendo el ceño.
—¿Podrías dejar de mirarla durante cinco malditos minutos y hacer ver que me escuchas? — siseó Abi—. En serio, amigo. —Tiró su sándwich sobre la mesa y levantó las manos con frustración—. Se está volviendo asqueroso y me quitas las ganas de comer.
—No estoy haciendo nada —me quejé mientras me recostaba en el asiento y hacía girar una botella de agua con las manos distraídamente.
Seyran estaba sentada en el extremo opuesto del comedor con sus dos amigas, sonriendo y riéndose de algo que decía la hermana pequeña de Akin.
Llevaba el pelo recogido hacia atrás en dos largas trenzas que descansaban sobre sus pequeños hombros, y cada vez que se enrollaba una alrededor del dedo, tenía que reprimir un gemido.
En serio, llevaba allí sentado los últimos veinticinco minutos sin escuchar ni una palabra de lo que decía Abi, porque estaba demasiado ocupado mirando a una chica que claramente no quería saber nada de mí.
Sin novedad: había tenido a Seyran en la cabeza todo el fin de semana.
Había pasado días dándole vueltas y vueltas a su reacción en la cancha el viernes, y a cómo huyó de mí.
Cuando nos cruzamos por el pasillo esa mañana después de la primera clase, me había emocionado demasiado, joder.
Por supuesto, ella sonrió tímidamente antes de agachar la cabeza y pasar corriendo junto a mí, pero estaba allí.
En el mismo lugar que yo.
Lo que significaba que tanto mi atención como mis pensamientos estaban centrados únicamente en ella.
Y lo odiaba, joder.
Me di cuenta de que la deseaba, y era completamente inapropiado y horrible por mi parte, pero así era.
Deseaba a Seyran Sanli.
Y peor aún, me gustaba como la mierda.
Tenía algo dulce, y disfrutaba cómo me sentía cuando estaba cerca de ella.
Me gustaba su aspecto, la forma en que hablaba y cómo se comportaba.
Me gustaban un montón de cosas de ella y, curiosamente, ninguna tenía nada que ver con lo que había debajo de su ropa.
Bueno, eso no era del todo cierto.
Pensaba, y mucho, en lo que encontraría debajo de su ropa, y me gustaba muchísimo lo que imaginaba.
Pero había más que eso. Había mucho más en ella.
Pero no estaba en condiciones de dedicarle tiempo a una chica, y pasar el rato con esa en particular podía meterme en un montón de problemas.
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Teen FictionSu primer y último amor verdadero siempre ha sido el rugby. O eso pensaba Ferit Korhan Hasta ahora. Él quiere salvarla. Ella quiere esconderse. Ella está dañada. Él está decidido. El destino los unió. El amor los ata.