25: Problemas

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POV FERIT

Le he hecho daño sin querer a Seyran Sanli. 

Otra vez.

He hecho que se caiga de culo en el instituto. 

Otra vez.

Y luego se ha ido y casi me da un infarto, joder.

Sinceramente, nunca había sentido tanto miedo como cuando la he visto desplomarse en el suelo junto a su taquilla.

Sabía que era una idea estúpida seguirla adentro, pero necesitaba ver cómo estaba. 

Para ser sincero, tenía miedo de que Nevra la interceptara.

Encontrarla en el suelo así ha sido más que aterrador.

Se me ha parado literalmente el corazón en el pecho cuando la he visto y no ha vuelto a bombear de nuevo hasta que he llegado hasta ella y he comprobado que estaba bien.

Muerta de vergüenza, pero bien. 

No me importaba la potada.

Todo el mundo vomita. 

Incluso las chicas.

Y, al parecer, esa chica lo hacía mucho.

Recordé exactamente lo que había escrito en el expediente. 

Vomitaba a menudo.

Eso me preocupaba. 

Más de lo que debería.

Y me preocupaba más el motivo de que eso hubiese pasado.

Mi propia ansiedad me estaba consumiendo por la necesidad de saber qué la había disgustado.

No obstante, no quise probar mi suerte o empeorar la situación, así que mantuve la boca cerrada.

Meterla en mi coche probablemente no fuese la mejor idea, dado que no parecía querer volver a hablarme nunca más, pero no iba a dejarla allí para que agarrara un autobús de mierda.

No me dijo una sola palabra en todo el camino a su casa, con la excepción de disculparse un jodido millón de veces por algo que obviamente no podía controlar.

Yo no sabía qué hacer o decir para tranquilizarla.

Seguí repitiéndole que no pasaba nada, pero ella no me escuchaba.

Era como si estuviera atrapada en sus propios pensamientos, preocupadísima por algo que yo no podía ver.

Me sentía impotente.

Quería ayudarla, pero era algo imposible de hacer cuando no sabía a quién se enfrentaba.

—Lo siento —me dijo Seyran cuando aparqué frente a su casa, después de pasarme cinco buenos minutos tratando de convencerla para que me dijera cuál era la suya—. Es que soy tan...

—No tienes nada por lo que disculparte —la interrumpí antes de apagar el motor y girarme para mirarla.

Joder, ¿qué le pasaba?

¿Alguien se había metido con ella en clase?

¿Alguien la estaba acosando de nuevo? 

Parecía aterrorizada.

—Ferit, yo, eh... —Sus palabras se desvanecieron mientras miraba hacia la pequeña casa adosada al final de la calle y luego de nuevo hacia mí—. Por favor, no lo cuentes —me pidió finalmente, con la voz queda y los ojos como platos, llenos de lágrimas no derramadas.

Fruncí el ceño, y sentí que se me aceleraba el corazón.

—¿Contar qué, Seyran?

Se pasó el pelo por detrás de las orejas y soltó un suspiro tembloroso.

binding 13Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin