POV SEYRAN
Cuando la gente dice que algo es demasiado bueno para ser verdad, por lo general tiene razón.
Así fue exactamente como me sentí cuando salí del baño el martes por la tarde después de clase y choqué contra el firme pecho de alguien.
Dejé escapar un pequeño chillido.
—¿Cómo te va, Seyran? —preguntó el chico rubio, que me sonaba, sonriéndome.
Los pasillos estaban relativamente vacíos, apenas había unos pocos alumnos deambulando por allí, por lo que supuse que me había estado esperando.
Después de todo, el baño de las chicas no era el típico sitio frente al cual merodearía un chico, especialmente uno vestido con camiseta, pantalones cortos y botas de fútbol.
Sentí pánico, mezclado con una gran cantidad de recelo.
—Eh, bien —respondí, colocándome una y otra vez el pelo detrás de la oreja en un tic nervioso—. ¿Y tú?
—Mejor ahora que estoy hablando contigo —sentenció mientras se acercaba, confirmando mi peor pesadilla, y los tacos de sus botas resonaron contra el suelo.
—¿Me estabas esperando aquí fuera? —me obligué a preguntar, en busca de confirmación oral. No sé por qué, pero necesitaba aclararlo—. ¿Vestido con el uniforme? —apunté con un gesto hacia su atuendo.
—Estaba entrenando y olvidé mi protector bucal en la taquilla —explicó, sin la más mínima vergüenza—. Te he visto entrar al baño cuando iba para allí, así que he pensado en esperarte para hablar contigo. —Encogiéndose de hombros como si sus desvaríos fueran perfectamente aceptables, añadió—: Soy Tarik, por cierto. Tarik McGarry. Vamos a Francés juntos.
Su tono era amistoso, pero sabía que no debía dejarme engañar.
El amigo podía convertirse en un matón en un nanosegundo.
—Sí. Lo sé —respondí y, dando un paso hacia atrás para recuperar mi espacio personal, agregué—: Bueno, muy amable por tu parte venir a saludarme, pero tengo que alcanzar el autobús. Saldrá enseguida y el conductor no espera...
—Te vi en la cancha aquel día, Seyran —arrulló, con los ojos encendidos por la emoción—. Eso es de lo que quería hablar contigo. —Dio otro paso hacia mí, invadiendo mi espacio una vez más—. Te vi en bragas. Esas espectaculares piernas... Te lo vi todo.
Se me hundió el corazón.
Se me tensó cada músculo del cuerpo por el miedo.
Ahí estaba.
Lo que había estado esperando.
La inevitable burla.
Era vagamente consciente de Tarik McGarry; me había sentado frente a él en clase de Francés las últimas semanas, pero no me había dado cuenta de que estaba en el equipo de rugby.
No lo había visto en el campo la semana pasada, aunque aquel día tampoco vi a nadie más que a Ferit.
Pero no tenía nada que decirle, así que mantuve la boca cerrada y esperé a que hablara. Lo haría.
Siempre lo hacían.
—Y tengo que serte sincero, Seyran—dijo, tirándome de la trenza con la mano manchada de barro, no con fuerza sino más bien de forma juguetona, pero no me gustó la invasión—. No he podido dejar de pensar en ti desde entonces.
«Finge indiferencia, Seyran».
«Haz ver que no te importa».
Dando un paso hacia un lado para liberar mi pelo de su agarre, resté importancia a sus palabras con un pequeño encogimiento de hombros y me recoloqué la mochila en los hombros.
ŞİMDİ OKUDUĞUN
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Teen FictionSu primer y último amor verdadero siempre ha sido el rugby. O eso pensaba Ferit Korhan Hasta ahora. Él quiere salvarla. Ella quiere esconderse. Ella está dañada. Él está decidido. El destino los unió. El amor los ata.