POV SEYRAN
Mi cuerpo se golpeó contra una firme pared de músculos, lo que hizo que se me cayera al suelo la mochila por el impacto.
Instintivamente, me llevé las manos a la cara; modo supervivencia activado.
Si no estuviera tan asustada, me habría sentido orgullosa del grito que me desgarró el pecho.
Era un paso.
Dos grandes manos se apresuraron a calmarme sujetándome las extremidades, que yo sacudía.
—Hey, hey, tranquila. —Reconocí cierto acento de Dublín de inmediato—. Shhh, calma. Soy yo.
Muerta de alivio, lo miré a la cara y lo reconocí.
—Ay, Dios. —Mis palabras salieron en un jadeo agudo, mientras lo miraba fijamente, respirando fuerte y con rapidez—. Casi me provocas un infarto.
—Mierda, lo siento. —Ferit me soltó y dio un paso atrás, extendiendo las manos frente a él—. Llevabas tanto rato en el baño que pensé que iba a tener que llamar a un equipo de rescate o algo así.
Dio otro paso hacia atrás y luego se llevó una mano a la nuca; parecía un poco incómodo.
Todavía llevaba la misma camiseta con las mangas ligeramente rasgadas en los bíceps, pero se había cambiado los pantalones cortos por unos de chándal grises y las botas de fútbol, por un par de bambas.
—Solo quería comprobar que estabas bien —explicó encogiéndose de hombros, luego dejó caer las manos a los costados y preguntó—: ¿Lo estás?
¿Lo estaba?
—Creo que sí.
Me latía el corazón a mil por hora y sentí que estaba a dos segundos de desmayarme por la adrenalina que me corría por las venas.
Presionándome una mano contra el pecho, respiré profundamente varias veces para calmar mis agotados nervios antes de poder hablar.
Ferit era mucho más alto que yo, tanto que tuve que echar la cabeza hacia atrás para poder mirarlo a la cara cuando le pregunté:
—¿Me estabas esperando?
—Eh, sí —admitió él metiéndose las enormes manos en los bolsillos de la sudadera—. Quería asegurarme de que estabas bien. Abi me ha contado lo que te ha dicho.
—Ah, ¿sí?
—Sí. —Ferit asintió sombríamente con la cabeza—. Ese hijo de puta no volverá a molestarte.
—¿Tarik?
Él asintió, apretando la mandíbula.
—Escucha, necesito que me creas cuando te digo que el numerito con McGarry ha tenido más que ver conmigo que contigo —dijo. Se movió incómodo y se pasó una mano por el alborotado pelo—. Le gusta ponerme a prueba, a mí más que a la mayoría.
¿Ponerlo a prueba?
¿Tener que ver más con él que conmigo?
—Oh. —No sabía muy bien qué responder a eso—. Gracias —añadí, porque agradecérselo parecía lo correcto.
—No hay problema.
—Eh... ¿Lo has agarrado? —pregunté, pero me arrepentí inmediatamente.
¿Por qué estaba conversando con él?
Esa era mi señal para irme.
¿Por qué no me iba?
Y ¿por qué seguía mi corazón intentando salírseme del pecho?
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binding 13
Teen FictionSu primer y último amor verdadero siempre ha sido el rugby. O eso pensaba Ferit Korhan Hasta ahora. Él quiere salvarla. Ella quiere esconderse. Ella está dañada. Él está decidido. El destino los unió. El amor los ata.