Capítulo 14 ⭐

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No había otro lugar en el que Astrid quisiera estar que no sea su hogar para descansar.

Haber perdido la elección del rumbo de mi música fue un golpe violento, un manotazo a mi ego, una mancha para mi dignidad.
Todo mi esfuerzo por componer los temas que conformaron mi álbum se hacían notar en la planificación y expresión de mis emociones en este.
Si un sentimiento no podía ser expresado (ya sea por vergüenza o mera incapacidad charlar de eso), de esa forma los hablaba, escribiendo las letras de mis canciones.
En "Sword Line" hay canciones puramente de Astrid: Astrip asimilando la muerte de su madre, Astrid enamorada, Astrid con temor de decir lo que piensa, y todo seguía el mismo hilo, se trata de contar mis experiencias de mi vida. Además, en la claridad en la que planteé el mensaje es donde brilló cada una de las producciones, los oyentes se identificaban en algunos aspectos.
En cambio, ahora, la disquera me dio un total de ocho canciones que no se parecían en nada a mi estilo, mi sello personal.
El álbum que saldría si llevaba adelante ese proyecto, sería un desastre de canciones que trataban de salir de fiesta a todas horas del día, por poco, me podrían dar una canción de juntar el excremento del perro, a ese punto las letras no me representaban.
Solo me concedieron dos canciones de autoría propia que debían acoplarse a los ritmos que ellos esperaban.
Él sol comenzó a iluminar las tinieblas de la noche y ya no podía dormir más, no hallaba paz. Cada momento que cerraba los ojos, mi mente repetía el día de ayer una y otra vez como si de un bucle se tratase.
Mi cabeza funcionaba igual que un coro desafinado y toda la pesadez de mi frustración circulaba por mis venas. Mi cuerpo entero se sentía agotado, era una agonía que avanzaba al paso de una tortuga, tanto emocional como física.
Di un bostezo largo mientras me cambiaba de posición en la cama.
Me quedé inmóvil unos segundos hasta que decidí agarrar mi teléfono que se encontraba en el escritorio a mí lado.
Quise mandar un saludo a mi pareja, quien desde hace un mes salió de la capital para asistir a su abuelo, esperaba con ansias que volviera en Agosto. Extrañaba las charlas que compartíamos, además de mi mejor amigo y mi papá, era de las personas que más confiaba.
Apenas tomé mi celular, este empezó a sonar, como si supiera que lo estaba por usar.
El nombre "David" iluminaba la pantalla.
El día recién comenzaba y mi mánager ya trataba de controlar mis movimientos.
Atendí la llamada y me incorporé con tal de sonar mejor de lo que realmente estaba.
— Buenos días, alabada sea la magia, David. ¿Cómo amaneciste?
— Excelente, alabada sea la magia, con ganas de oír tu maravillosa voz cantar. Hoy a las diez te esperamos en el estudio para empezar a grabar todas las nuevas canciones pendientes antes del festival— Puse mis ojos en blanco, malhumorada— También te quiero aquí para hablar de tu presencia en cierto evento...
— Hoy no podré asistir, no me siento del todo bien, me duele el cuerpo y mi cabeza está que estalla— Mi boca habló con sinceridad, lo peor que podía hacer era sobrecargarme de responsabilidades cuando tenía que priorizar mi salud y bienestar.
— ¿Tanto tomaste?— David se burló, le quitó importancia a lo serio que era el alcohol.
En mi cara surgió una mueca asqueada ante la calumnia de ese comentario y, tan estupefacta estaba, que lo único que se escapó de mi boca fue un penoso "qué" mientras David soltaba una risa.
— Yo no tomo bebidas alcohólicas...
Ya no, nunca más lo haría.
— Ay, cariño, estoy bromeando, ya sé que los jóvenes de hoy en día no hacen eso en las fiestas, supongo.
— No te sabría decir porque no asisto a fiestas, dijiste que cuide mi imagen pública de esos eventos "mundanos"— Recité palabra por palabra— En fin, hoy no podré asistir, realmente me siento mal.
Acto seguido corté la llamada sin darle importancia a la probabilidad de que me reprochara la próxima vez que le viera, era más de lo mismo.

Haber hablado por teléfono ya marcaba que por hoy no seguiría durmiendo.
Me levanté de la cama con los ánimos por el suelo. Me dirigí al baño y me lavé la cara.
En algunas ocasiones, cuando me miraba al espejo, no me reconocía.
En específico, los momentos como aquel, en los que mis sentimientos se veían turbulentos. Era contemplar a una Astrid diferente a la de antes.
Desde que "Sword Line" había sido un éxito percibía a mi verdadera identidad desgarrarse poco a poco.
La fama rascaba y arañaba lo que previamente solía ser mi vida.
Ya no tenía escuela en la que juntarme y amigos con los que charlar, no poseía tiempo de estar triste, no podía convivir con mi pareja y mi paga eran sonrisas falsas acompañadas de entrevistas invasoras.
Era como si hubieran incendiado todo mi pasado y lo único que me quedaba eran montones de dinero, montones de fanáticos, montones de críticos, pero nada de lo que a la antigua Astrid representaba.

Luego de terminar con el baño, encendí la televisión para que hubiera ruido en mi hogar, el silencio absoluto resultaba tétrico. Nuestros oídos estaban hechos para escuchar y, no detectar ningún sonido, equivalía a que nuestro cerebro intentara rellenar esa falta con pensamientos hasta perder la cordura.
Estaba acostumbrada a estar sola, pero lo detestaba.
A mi padre le tocaba trabajar en el hospital. Él siempre se preocupó por mí y siempre agradecería eso, su apoyo significaba demasiado.
Paseé por el departamento al igual que lo haría un visitante que no conocía el espacio, aunque conociera el lugar de toda la vida.
En la estantería se hallaban diversas fotografías que remitían al pasado.
Tantos recuerdos encapsulados ahí. En todas habían sonrisas, a pesar de que no tenía motivos para sonreír, no siempre estaba alegre en esas fotos, ¿por qué fingía? Se veía tan falso y ensayado, prefería una imagen auténtica que una "perfecta".
Me ilusionaba la idea de algún día sentirme completamente bien, que las preocupaciones que tuviera sean pequeñas y con soluciones simples.
Me encantaría encontrar paz en mi mente, dejar de ser un torbellino de angustia y enfado constante.
Podría tener mucho lujo en la actualidad, pero nada llenaba el vacío en mi interior y los sacrificios que pagaba.
Solo deseaba poder estar en la cima real de una vez y no tocar fondo jamás.

Traidores a la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora