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Joao Felix 🐢 Han pasado seis meses desde que Sofí me ha dado la mejor noticia que pude haber recibido, el ser papá es algo que me emocionaba y muchísimo más con ella. Que aun que no me ha perdonando aun, tampoco me ha negado uno que otro beso cuando estamos juntos.
Si ya me ha perdonando, pero aun no lo admite.
Estábamos todos a la espera de Sofía y Lucía que han ido solas a la ginecóloga para saber el sexo del bebe.
— Tu que crees que es? – pregunto Gavi a su amigo sentado al lado de el.
— No se, niña? – respondió dudoso el pelinegro.
— Y usted míster?.
— Sea lo que sea lo o la quedre igual, pero siento que puede ser mujer.
— Bueno yo opino que varón – respondió el mismo y me quedo mirando.
— que?
— Que crees que será?
— No lo se, lo que sea estaré feliz de que llegue al mundo. – respondí camiando nervioso.
— Felix harás un agujero en mi piso – me regaño el míster.
Suspire y me senté al lado de los chicos, cuando derrepente vemos que la puerta se abre. Eran Lucí y Sofía.
— Entonces??? – pregunto ansioso el castaño al igual que yo.
— A mi ni me miren, que yo menos se – respondió la rubia colgando su cartera.
Toda nuestra atención se fue a Lucía quien estaba muy tranquila.
— Amor – le hizo ojitos Gavi.
— No. Ni lo piensen – respondió rápidamente — no les diré que es, por algo haré una revelación de género. – subió y bajo sus hombros, llendo al baño.
— Iré a ver si puedo sacar algo de información – Dijo Gavi levantándose para seguirla.
Mis ojos se siguieron a aquella rubia que me encantaba, al verla ir a la cocina me levante y fui detrás de ella.
— Rubia de verdad no sabes – Pregunte al verla tomar un vaso de agua.
— No, la doctora se lo ha dicho a ella. Y no he podido ver la eco – subió y bajo sus hombros.
Suspire frustradamente y era rio — Que te ríes? – Pregunte acercándome a ella.
— Que tu has estado de acuerdo esto y ahora estas enfadado porque no sabes que será el bebe – una sonrisa salio de su rostro.
Me seguí acercando a ella, su pancita estaba hermosa. Baje un poco y la bese, luego subí y beses sus labios los cuales seguían igual de dulces que la primera vez. Se separo y Sonrió.
— Okey, no te he dado permiso de besarme – se cruzo de brazos.
