Capitulo cuarenta y nueve.

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(noche de la fiesta)
Narra Katherine
[06:33 p.m]

Amelia lleva media hora adentro de la cabaña "embriagando" a Joseph e intentando seducir a Juan, no se si esto de resultado.

Estoy muy nerviosa, hoy mataré a Joseph, yo misma.
Osea, yo. ¡YO MATARÉ A JOSEPH!
De solo pensar en ver sus ojos en ese momento exacto donde el brillo se le va, en que también debo escuchar su última palabra y que sea yo quien vea su último aliento.

No, no, no.
Esto me aterra.
Y lo peor del caso, debo seducirlo para poder convencerlo de ir a un lugar privado, osea que aparte de pasar un terror imaginable, también debo pasar vergüenza.

Suspiro mientras me limpio el sudor frío.

Aracelys: Cálmate Katherine, ya as matado a alguien antes.

Katherine: ¡Lo de mi psicóloga era un accidente! ¿Qué iba a saber yo que Zafiro iba a darme tantos dolores de cabeza y estrés?

Aracelys: Ajá, como digas.

Suspiro y respiro hondo. Miro la hora para guiarme.
06:45 p.m

Es hora.

Doy unos cuantos pasos desde el bosque hasta la cabaña, por primera vez agradezco a las tradiciones raras de los Vampiros ya que en esta fiesta es obligatorio las mascaras, así evitaré que me reconozcan.

En el pórtico de la cabaña hay varios Vampiros y hombre lobos que jamás e visto en mi vida, deben ser de otras manadas. Todos hablan como si fueran amigos cercanos, ¿Dónde carajo quedó la regla de "bandos diferentes no se juntan"?

Decido ahorrarme mis molestias y entro a la cabaña.

Al entrar me recibe el olor a drogas y la música electrónica.
Miro en todas direcciones hasta reconocer a Amelia bailandole a Juan. Ja, que buena jugada.

Luego está Thomás que parece beber como si no ubiera mañana pero en realidad solo está ebriagandoce más lento a Joseph ya que este parece querer emborracharse.

Respiro hondo y tomo dos copas de licor de hadas para llevarlas con Thomás, ya hemos repasado esto y todo está saliendo a corde al plan.

-Buenas noche chicos — digo en un ronroneo y con la sonrisa mas coqueta (e hipócrita) que puedo ponerle a Joseph — ¿Quieren unos tragos?

-Si claro, dejame iré por hielo para el mío — dice Thomás antes de dejarme sola con Joseph. Este no se tarda en sonreírme con deseo y a tomar mi bebida.

-¿Quién eres? — pregunta mientras toma algunos tragos sin saber cuál es su verdadero contenido.

-Una vieja amiga de los Vampiros — digo en un susurro — ¿Quieres disfrutar un rato?~ — oh por Dios, que pena. Empiezo a pegarme a el hasta dejar mi cuerpo técnicamente con el suyo.

El no tarda en poner una mano en mi cintura mientras yo las muevo como si de baile exótico se tratara.
Así empezamos a bailar, de formas un tanto comprometedoras. Mientras el tomaba su bebida (que tenía una Viagras)
No tardamos ni una hora cuando ya el empezaba a manosearme.

Debo admitir que los recuerdos de mi tío abusando de mi me atacaron pero los controle lo mejor que pude.
Finalmente quedé con mi cara a sentimetros de la suya, ya para este punto el estaba sentado en un sillón y yo a su lado con mis manos apoyadas en sus piernas.
Estábamos tan cerca de nuestros rostros que podía sentir su cálido aliento chocar con mis labios.

Con un suspiro controlado me armé de valor para acortar la distancia que separaba nuestros labios.
Me decidí a besarlo. Lo que primero empezó como un roce suave de nuestros labios se fue convirtiendo en un beso muy fogoso y necesitado.
Por un momento me sentí mal por Martha.

-Linda, mejor vamos a un lugar a solas — me murmura en mi oído un momento al separarse del beso — quiero mostrarte algo.

Ya a este punto tenia calor, pero no era un calor común. Un calor del que estoy segura, otras personas no lo an experimentado de maneras naturales.

Asentí y me dispuse a pasar por entre la gente para ir a su habitación que quedaba escaleras arriba.
Mientras caminábamos por el pasillo no pude evitar mirar de reojo hacia mi antigua habitación, por un momento extrañé vivir entre Vampiros.

Entramos a su habitación y estaba apunto de retomar el beso cuando me tomó de la cintura y me miró a los ojos de una manera tan penetrante que no parecía el. (Y eso que no podía ver sus facciones debido a la mascarilla)

-Katherine, se que eres tú — dice de una manera tan fría que me hiela la sangre — ¿Porqué...? ¿Porqué estás haciendo esto?

-¿Cómo supiste que era yo?

-Tienes un olor único, también tienes aproximadamente 5 motas de colores diferentes en tu ojo derecho mientras que en el izquierdo tienes solo 4, al susurrar se te marca un lunar que llevas cerca del labio y cuando te mueves sueles mover sin darte cuenta los hombres — me detalla de una manera que me deja impactada — es imposible no reconocerte.

-Yo... — no logro terminar la frase porque soy callada por su beso.

-Cuando besas tienes la manía de acariciar el labio inferior de la otra persona y tú aliento siempre se siente muy fresco porque sin darte cuenta, la menta es en realidad tu sabor favorito aunque lo niegues diciendo que sabe a pasta dental. — no digo nada, solo lo miro en silencio — ¿Porque viniste? Creí que me odiabas.

-Yo... Quería despedirme, darte un regalo antes de que te cases...

-¿Y ese regalo es acostarte conmigo? Porque para eso son las Viagras y ante de que lo preguntes, si, si me di cuenta de que cada una de las bebidas que me diste tenían Viagra.

-Si... Quería... Pasar una noche contigo.

-Arrodillate.

-¿Para que?

-Mi Reyna... Arrodillado solo se hace dos cosas, o se reza o se peca, y nosotros haremos la segunda — me dice con una voz sorprendentemente grabé que logra erizar la piel — arrodillate muñequita.

No se que me dio más escalofríos.
O su voz tan grave, o el hecho que yo sepa perfectamente lo que quiere hacerme.

Pero no puedo desviarme, debería matarlo en este mismo instante pero…
De repente siento que toda la fuerza me falla.

-Katherine... As bebido Viagra, no creo que sea agradable tener que calmar ese calor tu sola — murmura mientras se quita su corbata y se desabrocha la camisa, dándole un aire mucho más seductor que antes — desnúdate para mí.

No digo nada.
Estoy tentada a hacerlo pero por otro lado se que no debo.

-Katherine...

Lo miro por unos momentos ante de ceder a hacer exactamente lo que se que después me voy a lamentar.
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En medio del caos⅓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora